Recuerdo para un auténtico caudillo. Escribe Saúl Piña

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El 16 de agosto de 1856 en la zona rural de Cerro Largo nació Aparicio Saravia. En el escenario campesino de su nacimiento este auténtico caudillo adquirió los perfiles más destacados de su personalidad. 

Era ferviente amante de la libertad, dueño de un duro carácter y gran coraje, que son condiciones básicas del medio rural, en la lucha por el diario vivir, donde predominan las condiciones de particular dureza y sacrificio. Saravia experimentó esa particular sensación de los fogones
en los amaneceres campesinos, en su experiencia como tropero.

Fue donde conoció el alma, las necesidades y las aspiraciones de los criollos compañeros de labor, a los que luego los llevó al combate, para que el triunfo pudiera concretar una mejor legislación de beneficio para los ciudadanos.

Muy joven participó en una campaña revolucionaria en el Estado brasileño de Rio Grande do Sul, adquiriendo destacado prestigio como lancero. En “Paso Fundo”, realizo trece cargas consecutivas, demostrando su coraje y su prestigio como guerrero, con fulgores de excepción. De regreso a nuestro país se integra como primera figura militar en el Partido Blanco. En aquel tiempo de los años 96 y 97, la reforma de la Ley Electoral era la bandera de lucha del Partido Nacional.

Saravia abandonó la tranquilidad de su hogar, de su esposa y la luz de sus varios hijos que lo alumbraba, para internarse en la oscuridad de la batalla, cuando el Partido le pidió su concurso. En los enfrentamientos se distinguió por su talento militar, su aguerrido valor y, sobre todo por el fervor que supo inspirar en sus hombres, quedando en evidencia que intentó humanizar la guerra. En la historia de los pueblos, hay ciudadanos que sus hechos los ubicaron por encima de banderías y
sectores.

La nómina es por suerte larga en este país, y es muy difícil juzgarlos con justicia, ya que se debe tener en consideración el lugar y el tiempo que fue el escenario de su accionar. Saravia integra esta dilecta lista, porque supo interpretar el sentimiento de la colectividad y porque tuvo ese privilegio tan particular, de convocar la gente sin que mediaran promesas materiales, algo que solo un verdadero caudillo lo puede lograr .Saravia fue autor de citas como :” Dignidad arriba, regocijo abajo”.

Sería muy bueno reflexionar sobre el contenido de esta sabia afirmación, en estos tan particulares tiempos que corren. Lorenzo Carnelli, escribió sobre Saravia: “Si la grandeza histórica se aprecia por la virtualidad del recuerdo subsistente, si la gloria no es otra cosa que la antítesis del olvido, si la inmortalidad consiste en la supervivencia ulterior a la muerte en el pensamiento de la posteridad, pocas figuras en nuestra historia, viven grandeza, gloria e inmortalidad más altas que la
que vive Aparicio Saravia en el corazón de su Partido y en el respeto y admiración de la ciudadanía”.

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