25 de mayo: Día Mundial de la Tiroides

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Entre 700 y 800 millones de personas en el mundo presentan algún trastorno tiroideo y muchos de ellos lo desconocen, según la Organización Mundial de la Salud.


“Por eso es que existe el Día Mundial de la Tiroides (25 de mayo), para que se tome conciencia de que es una enfermedad frecuente y se consulte ante la presencia de síntomas o sospecha de que se puede tener una enfermedad tiroidea, además de hablar del tema”, señaló a El País la endocrinóloga Adriana Pereira, integrante de la directiva de la Sociedad Uruguaya de Endocrinología y Metabolismo.

Empecemos por saber que la tiroides es una glándula endócrina, eso quiere decir que produce unas sustancias químicas –hormonas– que libera directamente al torrente sanguíneo haciendo que se esparzan por todo el organismo y cumplan diversas funciones en todo el cuerpo.

La tiroides se encuentra en la parte baja del cuello, hacia el centro. “Produce básicamente hormonas T4, en un 80% aproximadamente, y T3 en alrededor de un 20%, que es la hormona activa, la que entra a la célula”, explicó Pereira.

La importancia de estas hormonas está determinada por la etapa de la vida de la persona.

En el período fetal y del recién nacido hasta los 3 años las hormonas tiroideas son muy importantes para el desarrollo neurológico. Por eso desde hace muchos años en Uruguay se realiza la pesquisa neonatal (extraer sangre del cordón umbilical) para descartar la enfermedad llamada hipotiroidismo congénito, que es una causa muy frecuente de retardo mental sino se detecta y se trata precozmente.

Esta pesquisa es obligatoria en niños, no así en los adultos, donde deben existir factores de riesgo o alguna sintomatología para que se investigue si hay problemas de tiroides.

En el período de la infancia las hormonas tiroideas son muy importantes para el desarrollo y crecimiento del niño.

“Si los niños tienen deficiencia de la hormona tiroidea puede que vean enlentecido su crecimiento, se afecte la conducta en lo que tiene que ver con el aprendizaje, se afecte el control metabólico porque tiene acciones sobre la glucosa, sobre el colesterol, sobre el peso, sobre el carácter”, detalló la especialista.

En cuanto a la etapa adulta, se pueden generar problemas a nivel cardiovascular (arterioesclerosis, hipertensión arterial) o problemas metabólicos. Pereira aclaró que no genera diabetes, pero a veces aparecen grados de intolerancia a la glucosa, elevaciones del colesterol, cambios en la piel, en el cabello o en las uñas o cambios en el ritmo intestinal, por solo nombrar algunos de los muchos trastornos que puede provocar el mal funcionamiento tiroideo.

En el caso de las mujeres puede verse afectada su fertilidad o, si se embarazan, pueden aparecer complicaciones propias o en el desarrollo del bebé.

25 de mayo: Día Mundial de la Tiroides
La Organización Mundial de la Salud convoca a reflexionar sobre la importancia de una patología que, si bien afecta al 10% de la población mundial, muchos desconocen estar padeciendo

Alertas.
Los síntomas de la enfermedad van a depender de si existe exceso de producción de hormonas tiroideas y entonces hablamos de hipertiroidismo, o si por el contrario hay un déficit de esa producción hormonal y estamos ante un hipotiroidismo.

Pereira aclaró que los síntomas son inespecíficos. “Lo que percibe la persona es que no se siente como siempre y no hay una causa clara. Si es algo que persiste en el tiempo debe acudir al médico de atención primaria, que podrá indicarle un estudio que incluya las hormonas tiroideas”, señaló.

Comentó que es muy común que se asocie el aumento de peso con los cambios en la tiroides y no siempre están relacionados. “Hay pacientes que tienen hipotiroidismo y adelgazan o tienen un peso normal y hay otros que tienen hipertiroidismo y no les cambia el peso o bajan mucho”, dijo.

El médico tiene en cuenta también si el paciente tiene familiares directos con problemas de tiroides. “En esas personas está bien hacer el despistaje”, apuntó sobre un diagnóstico que es clínico y de laboratorio.

La prueba de laboratorio lo que hace es estudiar la TSH (sigla en inglés para Hormona Estimulante de la Tiroides) en sangre. “Se forma en la hipófisis y controla el funcionamiento de la glándula tiroides”, explicó Pereira.

Cuando hay insuficiencia, es decir hipotiroidismo, se elevan los niveles de TSH. En ese caso hay que repetir el estudio al mes siguiente y medir también el nivel de la T4. En el caso del hipertiroidismo la TSH viene baja, se repite el estudio y se le suma el análisis de la T4 y la T3.

“De acuerdo a esto, según cómo viene el segundo testeo en cada caso, confirmamos el diagnóstico y vemos el grado de disfunción que tiene”, apuntó la endocrinóloga.

Según las distintas variantes que pueda haber en cuanto a presencia de hormonas es que se determinará el tipo de trastorno tiroideo que tiene el paciente, dado que hay varios.

Otro aspecto que se considera es la estructura de la tiroides. “Cuando está agrandada la enfermedad se llama bocio. Entonces hay que ver si es un bocio difuso, o sea lisito, o si tiene nódulos, que es lo que más asusta a las personas por el riesgo de cáncer”, detalló Pereira.

La especialista aclaró que el riesgo de cáncer de tiroides no es muy alto, pero cuando se presenta lo hace en forma nodular.

“Es bastante frecuente encontrar nódulos en la tiroides en la población general y eso no implica ninguna patología importante. Generalmente son nódulos palpables al dedo, que pueden medir un centímetro o más o incluso ser visualizados por la persona. Siempre hay que consultar y deben ser estudiados para ver sus características. En más del 90% de los casos es una patología benigna”, señaló.

Tratamientos con fármacos y quirúrgicos
“En los países como el nuestro, que no tenemos yodo deficiencia, la causa más frecuente es la enfermedad autoinmune. Autoinmune quiere decir que generamos anticuerpos contra algunas partes de la glándula tiroides que lo que hacen es alterar la secreción de las hormonas”, explicó la endocrinóloga Adriana Pereira. Eso significa que no hay cura, sino que lo que se aplican son tratamientos sintomáticos.

En el caso del hipotiroidismo lo que se hace es reponer la hormona tiroidea suministrando levotiroxina en dosis que dependerán del peso del paciente. “Tratamos de llevar los niveles de TSH y de la T4 a rangos normales. Eso generalmente genera un alivio de los síntomas”, señaló Pereira.

Para el hipertiroidismo, en tanto, existen fármacos que se llaman antitiroideos de síntesis que lo que hacen es disminuir la producción de la hormona tiroidea.

Puede ocurrir que la persona tenga un bocio (agrandamiento de la tiroides) y si no puede tomar medicación, desarrolla algún efecto secundario o tiene alguna condición por la cual es importante resolver más rápido esa alteración, se puede optar por tratamientos más definitivos que consisten en hacer que la glándula ya no esté.

“Ahí podemos hacer un tratamiento de radio yodo o eventualmente si tiene un bocio grande realizar un tratamiento quirúrgico, o sea retirar la glándula quirúrgicamente”, detalló la especialista.

En el caso en que a la persona se le extrae la tiroides queda con un hipotiroidismo post quirúrgico, por lo que deberá recibir hormona T4.

En situaciones de cánceres de tiroides muy avanzados y resistentes existen fármacos para pacientes muy selectos que no están cubiertos por el Fondo Nacional de Recursos. Con abogados se puede apelar al llamado “uso compasivo”.

Sal yodada erradicó el bocio endémico
“En Uruguay hace muchos años teníamos lo que se llama bocio endémico, que era cuando en el país había deficiencia de yodo. Desde hace más de 30 años, por ley, la sal viene yodada y el bocio endémico desapareció”, explicó la doctora Adriana Pereira sobre los tipos de trastornos tiroideos que predominan en nuestro país.

Añadió que hoy no existen estudios estadísticos en Uruguay para saber qué cantidad de personas padece bocio porque no está indicado hacer ecografías al barrer ya que no tienen utilidad. “Pero digamos que el bocio es bastante frecuente”, apuntó.

En tanto entre el hipotiroidismo y el hipertiroidismo se sabe que por lejos predomina el primero. Además afecta con mucho más frecuencia a las mujeres y dentro de estas a partir de los 30-40 años; la incidencia aumenta con la edad. En los niños pesan mucho los antecedentes.

Enfermedad autoinmune como causa principal
En los niños en general la causa más frecuente para los trastornos tiroideos responde a que la glándula tiroides no se desarrolla adecuadamente o no se ubica en la porción del cuello donde tiene que estar (en la base y hacia el medio) y queda en un lugar que se llama ectópico, fuera del lugar habitual.

“Eso no le permite un buen desarrollo o puede tener trastornos de las enzimas que hagan que esa glándula no funcione bien”, indicó la doctora Adriana Pereira.

En las etapas de la infancia y de la adultez, en los países como Uruguay en los que no hay yodo deficiencia, la causa más frecuente es la enfermedad autoinmune.

“Hay anticuerpos que bloquean y producen el hipotiroidismo y esa enfermedad se llama tiroiditis de Hashimoto, y hay anticuerpos que estimulan la producción de hormonas y producen un hipertiroidismo cuya causa más frecuente es la enfermedad de Graves Basedow ”, añadió la especialista.

Fuente: El País
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