Cuando el dolor nos invade. Escribe Saúl Piña

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Dentro del conjunto de delicadas, muy complejas, y de extrema responsabilidad, a que es llamado el ser civilizado, hay una que reúne todas estas condiciones, que otorga grandes felicidades por los logros, pero también todas las ingratitudes propias de la acción pública: la política. 

Los analistas señalan que la filosofía, desde el fondo mismo de la historia viene informada de conceptos políticos. Ocurre lo mismo en la literatura, ya que lo más rico, lo más dramático y lo más cálido, tiene referencias a la pasión política, que tiene como objetivo fundamental, buscar los caminos que permitan la felicidad de los ciudadanos y su capacitación para que cultiven el libre pensamiento, la tolerancia, el respeto de ideas, y el compromiso con el trabajo. 

Esta tarea del político, se deben cumplir ejerciendo el amor a los ciudadanos, sin distingos por razones de raza, credo, fortuna o rango social, teniendo corazón y con un elevado nivel de empatía por las aspiraciones del pueblo. 

Es bueno destacar que tener buen corazón no es igual a carencia de facultades para el mando o impotencia, indecisión o nulidad de voluntad. Por el contrario, es contar con disposición determinada a aplicar la inteligencia, a la obra de hacer una correcta administración en el desempeño del cargo, sirviendo a la causa de la dignificación del deber y en definitiva de la democracia y de la política.

En la historia de actores políticos de elevado nivel, el Uruguay tiene un archivo muy rico, y en Durazno varios para destacar. El pasado 12 del corriente, se conoció la dolorosa noticia del fallecimiento del Ing. Luis Hugo Apolo Tejedor. Fue un ferviente militante del Partido Nacional y conceptuado vecino. 

Electo dos períodos como Intendente Departamental, fue un actor político, que siempre estuvo dispuesto a entregar su esfuerzo personal, a nobles afanes de embellecimiento de la existencia de sus semejantes.

Cuando asumió como Intendente en el año 1985, el Uruguay salía de una etapa muy compleja. Por su formación Luis Hugo sabía que el tiempo de crisis es tiempo de debate, de construcción y de unificación de voluntades. Sabía también, que en tiempo de crisis si hay grandeza de miras, no se alimenta la baja sed de la revancha, sino de superar en confraternidad la voluntad de corregir los yerros, por el camino racional de aplicar la tolerancia y espíritu constructivo, cultivando la cultura de respetar a las personas. 

Esos valores caracterizaron el gobierno de Apolo siendo la obra más importante que impulsó en su Administración, poniendo generosidad al servicio de la colectividad, entrega de ideales, de voluntad y energías a la causa del desarrollo del departamento.

Ejerció la docencia con apostolado, cumpliendo la noble tarea con elevada formación humanista. Hizo un culto del respetable sentimiento de hogar, amigo fiel y un ciudadano comprometido profundamente con el civismo.

La vida del Ing. Luis Hugo Apolo debe ser ejemplo para las nuevas generaciones, ya que fue un fiel compañero de viaje de una de las más nobles actividades por las que puede optar un ser humano: el servicio público. Esa tarea la cumplió en el marco de la verdad, la ética, el compromiso y la honradez. Estos son valores que trascienden más allá de las obras en la historia de los hombres y de los pueblos.

Nuestro más sentido pésame a su esposa Raquel, a sus hijos y familiares.

Tengan la seguridad, de que Luis Hugo partió envuelto en esa esperanza de aurora que solo los elegidos tienen el privilegio.

Junto a Ustedes en el Año del BICENTENARIO de la Fundación de la Ciudad de DURAZNO. Adhesión: Durazno Digital - Portal de Noticias.

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