Las Piedras: la gloria de la patria vieja. Escribe Saúl Piña

0

El 18 del corriente será muy particular para los uruguayos que valoran el rico historial de nuestro pasado: se cumplirán 213 años de la más grande victoria militar de la década gloriosa de la Patria Vieja. La batalla de las Piedras fue el bautismo de sangre del pueblo oriental, pero que también fijó las dotes del gran Caudillo.

En esa contienda se perfiló José Artigas como Fundador de la Nacionalidad, como Protector de los Pueblos Libres, marcando un camino para los orientales de todos los tiempos. La grandeza de Artigas siempre fue la misma en la victoria que en la derrota, y es precisamente en “Las Piedras”, donde en tiempos donde no se hablaba de los “Derechos Humanos”, el Caudillo ejercía los “Humanos Derechos” con el vencido.

Extraordinaria humanidad expuso en esa instancia, rindiendo culto y cediendo a un impulso caballeresco e hidalgo, no tomó personalmente la espada del jefe derrotado. Su orden de ¡Clemencia para los vencidos!, con la que quiso poner valla a los naturales excesos de los soldados que despiertan las batallas, muestra su dimensión moral.

Los laureles de “Las Piedras” afianzan la fe en la justicia de la causa americana y la confianza en su consolidación definitiva. En estos tiempos donde se plantean graves ataques a la democracia en países americanos, no sería mala cosa consultar nuestra historia, para que sirva de ejemplo a quienes no tienen aún muy claro dónde están los auténticos derechos de los pueblos.

Frente a esos peligros, debe resonar hoy más que nunca, la voz profética de Artigas, que en su Proclama de 1811, nos dice: “Para conseguir el feliz éxito, y la deseada felicidad a que aspiramos, os recomiendo, una unión fraternal. Uníos, caros compatriotas, y estad seguros de la victoria”.

Eran tiempos donde primaba el fervor de un sano patriotismo; no existían las vacías categorizaciones que los nuevos tiempos han planteado, de “derechas” o “izquierdas”. Eran tiempos donde la única preocupación de los orientales era ese noble sentimiento que denota belleza espiritual: el amor a la Patria.

El recuerdo de los hechos históricos forjadores de la identidad nacional es una buena manera de fortalecer en las nuevas generaciones el auténtico amor a su tierra, a sus tradiciones, y sobre todo a ese bien básico en toda sociedad humana: el respeto y cuidado de la libertad.

Esos sentimientos fueron la característica, en la preclara figura de quien aún sigue siendo el Jefe y el Caudillo de los Orientales; que estaba dotado de una fuerte personalidad, de recio carácter, de insobornable conducta, de probada honradez para con su pueblo y de un fecundo ideal cargado de un mejor futuro.

La evocación de “Las Piedras” ha de estimular el sentimiento patriótico, como así también el recuerdo de los heroísmos realizados por nuestros ancestros, con la intención de fijar en caracteres de eternidad en las nuevas generaciones valores como el respeto a las normas, la cristalinidad en el accionar de la vida, la tolerancia, la fraternidad. El recuerdo de nuestra historia debe ser la realidad en el presente y la visión de futuro.

Debemos ser eternos aprendices en la formación del espíritu nacional; será lo único que no nos hará perder el rumbo.     IR A PORTADA 

Entradas que pueden interesarte