Recordando al Dr. Miguel C. Rubino. Escribe Saúl Piña

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El 7 de mayo se cumplirán 85 años del fallecimiento del Doctor Miguel C. Rubino, un duraznense que se destacó a nivel nacional e internacional, por sus logros científicos, que merece el perpetuo reconocimiento.
Su vida estuvo caracterizada por las carencias económicas, situación que pudo superar, porque estaba impulsado por esa misteriosa luz que solo los elegidos tienen.

Hijo de un hogar muy modesto de italianos comprometidos con la vida y la familia, Miguel alternaba sus estudios en la escuela con la venta callejera de verduras que sus padres cultivaban en el predio familiar.

El mejor legado que le hicieron sus padres, fue la responsabilidad con el trabajo y encarar la pobreza material con dignidad y con la seguridad que se puede superar con esfuerzo. Ingresado en el Liceo fue alumno y tuvo el privilegio de ser en forma simultánea Profesor, en mérito a su particular inteligencia y marcada contracción al estudio.

La semilla germinó en ricos frutos y en 1909 se graduó de Médico Veterinario, exonerado de derechos, en función de su brillante desempeño como estudiante. Tuvo especial participación en la creación de la Sociedad Rural de Durazno, promoviendo además con Carlos Reyles, la fundación de la Liga del Trabajo de Molles, desempeñándose también como docente en la Escuela de Veterinaria de Montevideo.

POSITIVOS LOGROS CIENTÍFICOS

Fue el creador de la Estación Experimental de Epizootia, que funcionaba en el local de la Sociedad Rural en Santa Bernardina, donde hoy se mantiene el edificio original .Este laboratorio fue escenario de largas jornadas de investigación de graves problemas sanitarios relacionados con la medicina humana como animal como el carbunclo.

El 8 de junio de 1926 presentó el primer informe sobre una nueva Reacción Serológica de la Lepra, estudios que lograron gran trascendencia en Europa, donde Rubino viaja en 1930, cumpliendo una fructífera labor en el Instituto “Pasteur” de París, dictando también conferencias en Berlín, donde llamó la atención de destacados biólogos, la calidad de las investigaciones y los valiosos trabajos publicados de este particular uruguayo. Cumplió también positivas investigaciones relacionadas con la aftosa, carbunclo y garrapata.

Existe una vieja aspiración de vecinos, que es la creación de un Museo en memoria de este dilecto hijo de Durazno, y es oportuno recordar las palabras del recordado Luis Anchieri Pérez: “Parecería una fatalidad histórica la ignorancia contumaz de algunos pueblos respecto a los valores de sus propios hombres”.

Rubino era un ser tocado por la magia de la bondad y la humildad, que son los valores básicos de todos los vinculados con la gloria.

Cuando su fallecimiento y como despedida el recordado sabio, Clemente Estable decía: “Generoso en todo, siempre los otros eran primero; él después o nunca… Dueño y señor de su modestia, nada ni nadie pudo alterarla”.

Rubino obtuvo el fruto del tesón y la responsabilidad, logrando, la gran aspiración de los mortales: trascender en obras y enseñanzas a las generaciones venideras.


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