Reabren escuela de Sauce del Yí en el departamento de Durazno. Escribe Saúl Piña

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Uno  de los más acertados logros de la educación generalizada de los pueblos, es que permitió eliminar aquella injusta forma de discriminación propia de tiempos pasados, donde el desempeño de trabajos manuales significaba pertenecer a una clase social baja y rayando con la ignorancia, casi equivalente a una nueva forma de esclavitud.

La tarea de los Estados en la promoción de la educación permitió un gran adelanto en pocas décadas lo que no se había logrado en centenares de años. 

Este gran avance de la sociedad fue logrado en nuestro país, merced a la destacada labor desarrollada por verdaderos pioneros, como José Pedro Varela -entre otros- que posibilitaron reformas vitales en el sistema de enseñanza, facilitando el camino para la posterior extensión educacional. En el Uruguay desde hace algunos años, venimos enfrentando un problema que debe preocupar.

Se trata del cierre de escuelas en zonas rurales. Este fenómeno está vinculado con la demografía y se plantea por la emigración del campo a la ciudad, o por el traslado a otros lugares, en su mayoría asociado a motivos laborales. 

El vaciamiento del campo ha tenido un aceleramiento en los últimos años, provocando un lento pero constante éxodo, de ese valioso tesoro que le daba identidad al Uruguay: la familia campesina.  

El despoblamiento rural obedece a varios factores, siendo un comportamiento social muy fuerte, que no puede cambiar las lógicas económicas. La clásica familia campesina, que explotaba predios chicos y medianos, ha sido históricamente en nuestro país, una característica como reservorio de valores de convivencia e identidad. 

Eso se ha ido perdiendo y se incrementa con el cierre de escuelas, que además de un centro educativo, son un centro cívico, cultural y polo de desarrollo de inquietudes vecinales. El Maestro rural es una figura de elevado prestigio y referencia, tanto en los niños como en los adultos. 

La extranjerización de la tierra que ha ocurrido, determinó grandes extensiones y de establecimientos, cuyos propietarios prácticamente no conocen la zona y no residen en el lugar, todo lo que originado una profunda transformación de la campaña.

En estos días se ha producido un hecho relevante en Durazno, al determinarse por parte de las autoridades de Educación Primaria, la reapertura de la Escuela Rural Nº 53 ubicada en “Sauce del Yí”, que había sido clausurada hace tres años.

Gestiones de los vecinos han tenido éxito y el próximo año comenzará a funcionar, con la presencia de cinco niños de la zona. Hay que destacar el apoyo y preocupación del Inspector Departamental Maestro Raúl López, que con el aval de las autoridades del Consejo de Primaria, se logró concretar esta ansiada aspiración vecinal.

Es bueno recordar que los trabajadores radicados en el medio rural, contribuyen con su esfuerzo y riesgo empresarial, a la tarea de potenciar al engrandeciendo social y económico del Uruguay.


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