
Dicen analistas que parte de la situación de desorden social que viene enfrentando el país, obedece a tres valores que se han visto seriamente afectados: educación, disciplina y conocimiento.
Se afirma que aquellos que carecen de estas tres cualidades, al sentirse ajenos a todo lo que ello representa, se consideran expulsados del medio, motivando la búsqueda de otros caminos -como la droga- que puedan ser aptos para la descarga de su impotencia personal, pasando a integrar un sector de la sociedad que agrede todo lo que ignora.Un informe vinculado a la prestigiosa Universidad de Standford en Estados Unidos, llegó a la inesperada conclusión, de que el coeficiente intelectual de los hombres y mujeres, ha ido disminuyendo a través de los últimos siglos.
Se atribuye como posible causa, a que la población planetaria crece con más rapidez en los estratos con menos formación de la sociedad, donde el conocimiento escasea, el desarrollo de la inteligencia no se estimula, lo que dificulta el acceso a las fuentes sensibilizadoras.
La falta de educación es pérdida de la libertad individual y la posibilidad de que el individuo pueda ser objeto de manejo asistencialista. Pero además, se asegura que la falta de educación, hace que esa población resuelva sus conflictos, sustituyendo con la violencia el razonamiento y
el diálogo, como se liberan las emociones y como florece la agresividad.
La educación del pueblo es una necesidad, una demanda y un mandato. La vida democrática se nutre de espíritus ilustrados, aptos para reflexionar libremente, para comprender los deberes inherentes al respeto y la solidaridad, como fundamento de la justicia social.
El 6 de junio de 1940, por iniciativa y gran esfuerzo de la Maestra María Emilia Castellanos de Puchet, se inauguró el Instituto Magisterial. Este centro docente fue posible por el vigor y compromiso de María Emilia, que siempre tuvo su mirada y accionar en el rol que tiene la educación del pueblo, como herramienta fundamental para elevar el espíritu y la dignidad de aquellos que han sido menos favorecidos materialmente en la vida.
La primera etapa del Instituto de Formación Docente ubicado en Durazno se cumplió en el marco de una empresa de carácter privado, sin apoyo oficial y donde los Profesores que dictaban los cursos lo hacían de forma honoraria.
María Emilia nació en un hogar muy humilde con su madre, logrando el sustento con el gallinero, la huerta y algún servicio doméstico, ingresos que permitieron con marcado sacrificio sus estudios Magisteriales en Montevideo.
Es bueno recordar estos hechos de nuestra historia, que muestran que este país tuvo niveles de excepción, no fue casualidad, hubo un sustento de calidad, una voluntad de exigencia y un convencimiento de un futuro mejor.