El pasado 6 de setiembre en el marco de la Expo Prado, en el stand del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) se realizó la presentación de resultados de la consultoría realizada por el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIA) contratada por dicho ministerio en el año 2022, con el objetivo de relevar información y generar aprendizajes y sugerencias técnicas a implementar en las políticas públicas direccionadas a las transiciones de prácticas agroecológicas.
La consultoría vuelca información para posteriores acciones a desarrollar en el marco de los proyectos Senda Agroecológica, del Plan Nacional de Agroecología y la Comisión Honoraria de dicho Plan, a través de políticas especializadas en temáticas agroecológicas que lidera la Dirección General de Desarrollo Rural del MGAP.Los investigadores de INIA que expusieron son José Paruelo, Yésica Bernaschina, Rocío Martínez, Fiorella Cazzuli y Amalia Panizza. Las presentaciones abordaron la dimensión agroecológica en la agenda de investigación de INIA; la consultoría y los productos para acceder a la información; el desafío del trabajo interinstitucional y el desempeño ambiental de la producción familiar.
Conversamos con el investigador de INIA, PhD José Paruelo quien hizo un relato continuo basado en la presentación expuesta que transcribimos aquí:
A partir de la sanción de la Ley 19.717, esto promueve en INIA y en otras instituciones la necesidad de pensar los trabajos que venimos haciendo en términos de generación de conocimiento y desarrollo de tecnologías según la clave agroecológica.
En INIA nos motivó frente a este tema de la agroecología, que no era un programa, pero tenía vínculo con muchas de las cosas que estábamos haciendo, como la sostenibilidad ambiental, la producción familiar, que era un tema central en la agenda de investigación y desarrollo de nuestro trabajo. Entonces una de las primeras cosas que hicimos fue tratar de ver y definir qué entendíamos por agroecología que es un concepto que tiene múltiples interpretaciones, todas válidas. En INIA interpretamos la agroecología como aplicar principios y conceptos ecológicos en el diseño y manejo de agroecosistemas más sostenibles. A través de una mirada de todo el sistema con una participación importante tanto del sistema de investigación y ciencia, como de técnicos y productores, ahí el tema de la co innovación y de los ciclos de aprendizajes pasa a ser muy importante, porque permite incorporar de manera muy efectiva además de las cuestiones ambientales la dimensión productiva y la social que tiene la sostenibilidad.
Además, una de las cosas que enfatizamos es la necesidad de transitar esto como transiciones hacia sistemas más sostenibles. Esa mejora en la sostenibilidad, sobre todo en la ambiental es que el desempeño ambiental que también definimos, vaya mejorando, o sea que las prácticas que se lleven a cabo no solamente mejoren desde el punto de vista social, productivo y económico sino que promuevan la biodiversidad, que disminuyan la aplicación de insumos externos de síntesis artificial, que permitan la preservación de hábitat naturales, que mejoren la eficiencia del uso de los recursos suelo, agua y biota, y que mantengan la oferta de servicios ecosistémicos y reduzca las emisiones con efecto invernadero.
Las prácticas agroecológicas se inscriben dentro de una estrategia de operar sobre los cambios globales dentro de los términos generales que tiene que ver con generar la pérdida de biodiversidad, con el calentamiento global, con los procesos de degradación de los ecosistemas. Esto, que puede ser una respuesta individual a nivel de predio, escala a nivel de cuenca y a nivel nacional porque después se ve reflejado en los informes que se presentan en las convenciones internacionales en las cuales Uruguay participa.
Ahí aparece la oportunidad de trabajar juntos el ministerio (MGAP), particularmente la DGDR (Dirección General de Desarrollo Rural) y el INIA. Eso surgió a partir de un financiamiento externo vinculado al proyecto SARU* en donde la participación del INIA tuvo varios aspectos. Por un lado, este trabajo de consultoría, generó una serie de productos que apoyaron el proceso que estaba ocurriendo en torno a estas iniciativas de Sendas Agroecológicas, proyectos de grupos de productores financiados por estos préstamos del Banco Mundial, y por otro lado sistematizar información que trascendiera el marco de los proyectos Senda Agroecológica, que sirviera para generalizar el proceso de difusión de las prácticas agroecológicas.
Entonces definimos en su momento con el ministerio una serie de grandes producto: el primero fue resignificar y recopilar los aportes de INIA como tecnologías para las transiciones agroecológicas, que se han venido desarrollando una serie de técnicas y de marcos conceptuales de manejo que efectivamente contribuyen a promover esa transición, ese producto se cristalizó en un libro, que se llama Aportes científicos y tecnológicos del INIA a las trayectorias agroecológicas, disponible en PDF, con la participación de varios autores de INIA. En él mostramos como hay diferentes tecnologías que tienen que ver con el manejo de los recursos en los sistemas agropecuarios, técnicas que mejoran la eficiencia en el uso de los recursos aumentando la productividad, técnicas asociadas a la protección de cultivos que minimizan la aplicación de insumos externos en sistemas de vegetal intensivo, en sistemas lecheros y sistemas ganaderos agrícolas, en fin, una serie de acciones que permiten a partir de estas tecnologías transitar este camino hacia la agroecología.
El segundo fue una especie de continuidad a esto, fue ampliar este libro que recopiló la experiencia de INIA con un montón de otras iniciativas externas, para lo que entonces lo que INA coordinó con la institucionalidad, distintas facultades, otros organismos de ciencia y técnica IIBCE, Instituto Pasteur, Fucrea, etc. Recopilar todas aquellas prácticas agronómicas que permitieron hacer estas transiciones centrándonos en 3 sistemas: vegetal intensivo, en sistemas lecheros y sistemas ganaderos agrícolas. Este trabajo lo hicimos a través de talleres, actividades de difusión, que tuvieron una amplia participación de 16 instituciones involucradas (mencionadas antes) y más de 50 técnicos. El resultado quedó plasmado en tres publicaciones con esos tres sistemas productivos mencionados, donde sistematizamos las experiencias que existen. En cada una definimos familias de prácticas y armamos una ficha que decía en qué consistía esa práctica, la describiera, que dijera qué dimensión de diseño ambiental se pretende modificar, impactaba, cuan validada estaba esa práctica a nivel de producción, aportar las referencias bibliográficas para quien quería seguir trabajando. Todos estos catálogos pretenden ser el primer paso y esperamos que se sigua ampliando, que se puedan incorporar nuevas prácticas y seguir revisando que promuevan su validación y su difusión.
El tercer producto generado fueron capacitaciones a distintos niveles: cursos que trataron de llegar a distintos públicos, que involucraba generalmente el técnico de campo o el técnico institucional, que contó con una cantidad muy importante de docentes, de investigadores y de técnicos que aportaron a describir y contar distintos aspectos a las transiciones agroecológicas, o las prácticas o los indicadores. Hubo seminarios que también a manera de curso en varias jornadas, se presentaron algunos temas que fueron producto del trabajo con los técnicos y los productores. Uno es la necesidad de sistematizar el balance de trabajo que hacen los productores, indicadores sinópticos para la evaluación y gestión de los predios, cómo operar en estos proyectos en el marco de co innovación. Pasó un montón de gente, fue en un formato con componente de taller de intercambio importante.
El cuarto punto es el tema de evaluar si están ocurriendo o no los cambios, para eso hay que tener indicadores de desempeño ambiental. Ahí se generaron varios productos, uno fue una serie técnica que se armó un catálogo de indicadores de desempeño ambiental, de distintos tipos con distintos grados de validación, distintos costos, distintas características con una suerte de menú. Esos indicadores funcionan para distintos sistemas, para diferentes circunstancias, entonces trabajamos en los talleres la definición y priorización de indicadores para los distintos sistemas productivos mencionados. También se desarrolló la idea de indicadores sinópticos, que cubren todo el territorio, que miran el desempeño de una unidad productiva a partir de información que proveen sensores remotos y modelos que proyectan esa información. Ese desarrollo nos permitió caracterizar todos los padrones y los establecimientos del proyecto Senda Agroecológica edición 1. Se calculó eso a partir de usar satélites de alta resolución (Sentinel y Landsat) y se generó una base de datos que describe la línea de base a partir de la cual estos predios comienzan esa transición agroecológica y su trabajo sobre tres indicadores, descripción y un desarrollo: proporción de hábitat naturales, la diversidad de tipos funcionales de ecosistemas y la oferta de servicios ecosistémicos de regulación y soporte. Cada uno de esos 180 establecimientos fue caracterizado y mapeado en base a esos 3 indicadores.
Con todo esto lo que hicimos fue desarrollar una estrategia, no de los 180 predios, sino de un subconjunto de ellos, 10 casos para hacer un proceso de seguimiento que involucrara esta lógica de co innovación, de desarrollar cambios a partir de la tarea conjunta dialéctica de investigadores, técnicos y productores, que permita generar un ciclo de aprendizajes, en donde se dé un diagnóstico del sistema, se elabore un árbol de problemas para que se puedan plantear las hipótesis acerca de por qué las cosas no están funcionando como queremos, a partir de esas hipótesis derivar una estrategia específica para cada uno de los predios que involucra una readaptación e incorporación de nuevas prácticas que tienen que implementarse a través de acciones, definir indicadores específicos para cada uno de esas acciones y cerrar el ciclo a partir de la mirada de lo que pasó, para poder re diagnosticar el sistema. Esto se hizo a través de 10 jornadas de los investigadores de INIA, los técnicos que estaban en los proyectos y los productores. Aprovechando en ese proceso todos los otros elementos recopilados además de esos relevamientos y de proyectos anteriores que tenía como insumos el INIA.
Por último, queremos enfatizar que el proyecto SARU nos proponía un desafío que es la articulación interinstitucional, destacamos eso porque se dio un proceso que no empezó fácil en el inicio, requirió ajustes, ponernos de acuerdo, construcción de confianza, definición y acuerdo de cuáles eran los objetivos, darnos cuenta que cuando venimos de distintas instituciones tenemos misiones que no son las mismas, pero que si tienen un grado de superposición, que tenemos que tener instancias que permitan la construcción de confianza entre los actores que esperamos y podemos dar a los demás. Eso precisa planes, pero también flexibilidad. Articular con muchas otras instituciones y usar estos proyectos como una suerte de laboratorio o banco de pruebas donde convergemos todas estas instituciones y vemos en la práctica cómo funcionan las acciones que estamos generando, los indicadores,…el rol de las personas es muy importante y encontramos en la DGDR y en el equipo de las técnicas contratadas para la consultoría mucho compromiso y profesionalismo para la construcción de confianza que posibilitó el mejor trabajo del proyecto.
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