
El edil frenteamplista Raúl Curbelo expuso una serie de problemas vinculados a los desagües pluviales y a la seguridad vial en distintos puntos del barrio la Bolsa de Gatos. Solicitó que sus palabras sean remitidas tanto a la Comisión de Obras como a la Intendencia de Durazno.
Curbelo señaló que en la calle Larrañaga, en su intersección con Julián Laguna, persiste un tramo de 100 metros de cuneta sin terminar. A su entender, la situación se agrava porque de un lado no existen cañerías que permitan dar continuidad al agua hacia zonas más bajas.“Al otro lado de la calle se construyó un cordón cuneta sobre Ana Monterroso, y sobre esa calle tendría que girar el agua para poder evacuar”, sostuvo. También observó que en la cuneta izquierda de Larrañaga, a la altura de Monterroso, el desagüe se produce en un ángulo de 90 grados, algo que calificó como inadecuado por tratarse de aguas que descienden con gran velocidad.
En la calle Pérez Castellanos, al llegar a Julián Laguna, describió cañerías “totalmente obstruidas de basura, ramas y arrastres”, lo que impide el escurrimiento normal. Esa obstrucción, dijo, se suma a un zanjón que no fue corregido en la siguiente cuadra, provocando que las aguas se retengan y retrocedan hacia terrenos del barrio, con riesgo de inundaciones.
El curul también se refirió a la esquina de Federico Capurro y Julián Laguna, donde, según indicó, las cañerías y cunetas fueron bien construidas y con cabezales de hormigón. Sin embargo, advirtió que “la Intendencia no tiene el hábito de salir después de cada lluvia y tormenta a limpiar las bocas de las cañerías”. Esa falta de mantenimiento, agregó, genera que el agua rebalse pese a la correcta ejecución de la obra.
Otro punto planteado estuvo en la calle Capurro, frente a la cancha de Defensor. Allí, describió la existencia de una cuneta profunda recubierta con tratamiento bituminoso y gravilla suelta, sobre una curva donde se instalaron tres cañerías con cabezales de hormigón. Según relató, un vehículo perdió el control recientemente y colisionó contra uno de esos cabezales, provocando daños materiales aunque sin consecuencias graves para el conductor. Por ese motivo, Curbelo propuso la instalación de una barrera metálica al menos 50 metros antes de la curva, como medida preventiva.