El ejemplo de Colonia Suiza. Escribe Saúl Piña

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Hay un problema que viene afectando desde hace años al país, de manera silenciosa pero con resultados muy negativos. Se trata de la alarmante migración interna que se produce desde las zonas rurales hacia los centros poblados.

En Durazno son cinco las escuelas rurales que clausuraron actividades por falta de niños. En el año 1985 se publicó un libro por parte del Comité Intergubernamental para las Migraciones, con sede en Ginebra, titulado:” Informaciones sobre la agricultura y la ganadería del Uruguay. Posibilidades de asentamiento para agricultores con capital”. 

Esta publicación fue distribuida en muchos países del mundo, con ediciones en varios idiomas. En la actualidad las corrientes migratorias que llegan al Uruguay pertenecen a ciudadanos que huyen de sus países por razones laborales y que llegan sin ningún tipo de capital.

No es el mismo fenómeno que se dio hace muchos años como las de Nueva Helvecia, los piamonteses, San Javier y los menonitas. Estas colectividades hicieron un aporte muy importante, siendo un ejemplo de trabajo y compromiso, no pidiendo nada al Estado.

El 21 de noviembre de 1861, un grupo de familias suizas, arribaban al Uruguay en la zona del arroyo Rosario en Colonia. Cuenta la historia que quedaron sorprendidos por el verde y el potencial de las tierras que estaban pisando, potenciando el único tesoro que cada uno traía de su lejano país: el ansia de crecer y progresar contando con la más eficaz herramienta conocida para ello: el trabajo individual y no la dependencia del Estado. 

Aquellos colonos levantaron ranchos e iniciaron tareas agrícolas fabricando arados con madera dura. Fue tan exitosa la cosecha de trigo que se logró exportar el grano, cosa que hace muchos años no ocurre.

En el año 1868 recibieron la primera cosechadora mecánica que llegó al país y al año siguiente iniciaron la industria quesera que prácticamente no existía en el Uruguay, la que alcanzó gran desarrollo, al punto de que en el año 1874 funcionaban 50 queserías, sumándose la elaboración de la primera sidra producida en el Uruguay. 

Colonia Suiza fue un ejemplo de trabajo, compromiso y fuente de gran desarrollo económico y social, colocando al Uruguay en la cabeza de la civilización rural. 

Es bueno destacar la cantidad y calidad de producciones tales como: trigo, girasol, miel, queso, derivados de la leche y fruticultura. Quien visita Nueva Helvecia, puede comprobar que los descendientes han mantenido con el paso de los años, su identidad, costumbres, y sus ideales de compromiso con el trabajo. 

Esta colonia fue la que consolidó una clase media rural, que fue la primera en el país, lo que debe servir de ejemplo en estos tiempos donde los derechos superan los deberes. 

Como justo premio al esfuerzo de aquellos pioneros suizos, sus descendientes gozan de un sentimiento afectivo de los uruguayos. 

El 1ro.de agosto se celebra la Fiesta Nacional Suiza, lo que promueve en aquella zona del país, diversas actividades, resaltando las tradiciones con bailes y platos típicos, para conservar ese valor fundamental que fortalece a los pueblos: la identidad.

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