Libertad y Justicia. Opina Saúl Piña

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El 14 de julio de 1789 a las 15 horas, señala la historia que cae La Bastilla. Los ciudadanos habían saqueado las armerías de Paris, para invadir luego “los Inválidos”, donde lograron fusiles y algunos cañones.

El problema era que no tenían pólvora, la que se encontraba bajo cuidado en La Bastilla, hacia se dirigieron para que se las entregaran. Lejos de eso, el Gobernador Lunay ordenó a sus soldados que disparasen sobre la multitud, registrándose 98 muertos entre los civiles, ante lo cual la multitud enfurecida arremetió contra “La Bastilla” tomándola por asalto.

El gobernador se rindió y fue ejecutado inmediatamente. Se consumaba así uno de los hechos más importantes de la historia del mundo, iniciándose un proceso en Francia que eliminó los privilegios feudales
como otros similares.-Esta abolición fue confirmada en la Declaración de los Derechos del Hombre, que reafirmaba como derechos naturales, la libertad, seguridad, propiedad y el derecho a la resistencia a la opresión; los que eran irrenunciables y que todos los hombres son iguales y libres, e igualmente sujetos a impuestos; y lo que no era poco para aquellos tiempos, que la autoridad del rey se basa exclusivamente en el deseo del pueblo.

Aquella Declaración de 1789 avanza mucho en materia de derechos, porque afirma la libertad de conciencia y admite los protestantes y los judíos en la ciudadanía. Reconoce al ciudadano el derecho a no adherir a
ninguna religión.

En este Uruguay gozamos de la libertad un bien que debemos valorar en su total dimensión y preservar como un valioso tesoro. Lamentablemente aún quedan señales de un tiempo donde la democracia fue avasallada por un grupo de violentos sin brújula, y no fue defendida por quienes tenían como deber constitucional hacerlo.

La historia señala que la libertad es la manifestación esplendente de la personalidad en el mundo sensible, el testimonio más brillante de la dignidad humana y la palanca más poderosa de progreso, que nació con el hombre, adquiriendo desarrollo a medida que el ser humano tomó conciencia de que sus fuerzas deben ser empleadas para el bien.

Hay otro valor que resulta fundamental y que corre paralelo al de la libertad: la justicia, sin la cual nunca será logrado un proyecto de humanidad, que promueva la tolerancia y el amor por el semejante.

De la Revolución Francesa surgieron valores que seguirán teniendo  vigencia a través de los siglos, como: Libertad, Igualdad y Fraternidad. Su ejercicio supone la aspiración de los pueblos, de lograr un estado
superior de justicia en que la sociedad alcance grados cada vez más altos de perfección, como senda hacia la luz de la felicidad.

En estos tiempos de iniquidades y de intolerancia ciudadana, debemos reflexionar y orientar el mayor esfuerzo, en el sentido de suprimir las desigualdades, los motivos de odios, las diferencias de clases; teniendo como premisa de que todas las dificultades tienen que ser resueltas en el plano de las ideas, con soluciones de acatamiento a principios de paz y solidaridad humanas.

Será esa la tarea, que más que por nosotros, deberá serlo por los hijos, por esa humanidad del futuro que es nuestra responsabilidad y deber, para que predomine en una imaginaria cadena de hermandad mundial, una sociedad basada en los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad.





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