Democracia: la única herramienta. Por Saúl Moisés Piña

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Los ideales con sentido solidario, fraternal y de servicio al prójimo, tendrían que ser los caminos, por los cuales debería transitar el quehacer político. 

Lamentablemente eso no es así y todas las promesas que se realizan en las campañas electorales, edulcoradas con abrazos y sonrisas por parte de algunos actores, son el ingrediente de un oportunismo incipiente, que se transforma cuando llegan a los cargos de gobierno donde prima el apetito de poder, en la creencia de que los puestos que generan la política son para siempre.

La historia de este Uruguay marca el ejemplo de verdaderos caudillos y lúcidos ciudadanos, que sirvieron a los intereses del país, sin servirse del mismo. Fueron uruguayos que antes de priorizar sus intereses particulares, familiares o de los grupos a los cuales integraban, bregaron por soluciones de auténtica justicia social, accionando con honradez, combatiendo la corrupción y poniendo énfasis en la instalación de fuentes laborales poniendo énfasis en el valor del trabajo y del esfuerzo,única fórmula que otorga dignidad a los seres humanos, ubicándoles en escenarios donde puedan decidir por sí mismos, sin dependencias de
tipo económico o ideológico.

En estos días han trascendido declaraciones del Comandante de la División de Ejército II, Gral. Héctor M. Tabarez, quien en parte de sus expresiones señalaba:” Lamentablemente hoy se vive en un mundo donde pareciera que el camino más fácil es el que nos conduce a logros inmediatos, y eso, sepan, no es así. Las acciones reñidas con la moral, la adicción a las drogas, el desgano, la desidia, la indisciplina , la falta de lealtad, el recibir beneficencia sin nada a cambio solo los conducirá a la pérdida de la autoestima y ese es el principio del fin”.

ACCIONAR LA DEMOCRACIA

Los uruguayos debemos valorar en su total dimensión, gozar de una democracia plena; pero también reflexionar que los gobernantes que tienen transitoriamente la responsabilidad del poder, lo deben ejercer en beneficio de todos los ciudadanos, en un equilibrado aparato de frenos y contrapesos y sometidos a contralores y responsabilidades, que disminuyen las posibilidades de la comisión de excesos y faltas y en la eventualidad de que se produzcan excluyen su impunidad.

Caracteriza al sistema democrático, la posibilidad mayor de excluir la corrupción, el acomodo del amiguismo y la malversación de los dineros públicos; descubrir estos hechos y castigarlo, caiga quien caiga.

También regula la convivencia conforme a un ordenamiento jurídico compartido y de aplicación cierta y pareja que aventa la prepotencia, la soberbia y la arbitrariedad.

La democracia establece además, la honradez en el correcto uso de los dineros públicos, evitando las coimas y las inversiones en proyectos turbios, y la contratación de asesores de asesores, cuyo costo lo banca el aporte de los trabajadores con el pago de impuestos.

Ordena también la democracia, buenos servicios de salud, vivienda, educación, protegiendo las fuentes laborales, evitando los desbordes sindicales, que con su accionar desconocen los derechos de quienes son generadores de ocupación, rompiendo el equilibrio que debe existir entre el obrero y el capital, donde el que pierde es el trabajador.

En materia de seguridad, el sistema democrático afirma que es vital para la vida en armonía de los pueblos. En el presente año los homicidios han aumentado un 66 2% y ya se han registrado 248.

La impotencia de los ciudadanos viene motivando el “arresto ciudadano”, que abre una peligrosa puerta de oscurantismo y más violencia.

Tenemos la herramienta que se llama Democracia; hagamos buen uso de ella, dejando de lado los dogmatismos, pensando más en la próxima generación que en la próxima elección.





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