El pensamiento de Vaz Ferreira. Por Saúl Piña

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El 15 de octubre de 1872 nació Carlos Vaz Ferreira quien de descendencia española-portuguesa recibió su enseñanza primaria en casa de sus padres, ingresando en la Universidad en 1888, para obtener su título en el año 1903.

Inició su actividad profesional, pero puso especial énfasis en la enseñanza y en el estudio de los problemas vinculados a la misma, los que motivaron su particular atención, poniendo sus mayores esfuerzos.

A los 25 años de edad ganó por concurso la cátedra de Filosofía de la Universidad, promoviendo un radical cambio, ya que desde entonces—se decía—el Profesor prevaleció sobre toda otra forma de manifestar su espíritu creador.

Vaz Ferreira fue un humanista auténtico guiado por nobles ideales de perfección individual y de un justo y equilibrado ordenamiento social. Sería muy acertado rescatar los conceptos de su prédica, sobre todo en estos tiempos de incertidumbre, donde lo negro se impone sobre lo blanco. Este Maestro, en su enseñanza daba especial trascendencia a la prédica de lo moral, exaltando en individuos y pueblos los valores éticos y los de la libertad.

Los uruguayos no podemos seguir fomentando lo chabacano y el populismo, ignorando un caudal de pensamiento vivo como el del filósofo. Es tiempo de recuperar su figura humana y hacer como consumo vital en nuestra sociedad y como materia de consulta en los programas educativos de las fecundas ideas que nos legó. Hemos preferido mirar todas las novedades que vienen desde el Atlántico, la multicolor oferta de las ideologías que gozaban otros pagos, valorando su ocasional y pasajero triunfo, prefiriendo ponernos el traje con vestidos, costumbres, hábitos y forma de pensar, generados por algunas campañas que imperaban en otras tierras con personajes de dudosa ideología, tanto de derecha como de izquierda.

La juventud que intentó formar Vaz Ferreira pretendía afirmar nuestra nacionalidad, jerarquizando lo autóctono y dando autenticidad a nuestros valores.

Sería bueno preguntarnos en estos momentos tan particulares que vive el país, ¿cuáles son las reales preocupaciones de la generación que hoy tiene en sus manos las riendas del futuro de la vida nacional?

Es un gran desafío que tenemos todos, que debe estar orientado hacia la formación de una juventud que mañana pueda tomar la posta con sabiduría y sentido fraterno, la gran tarea de reconstrucción y desarrollo cultural, político y económico que el país necesita.

Vaz Ferreira fue un humanista auténtico, guiado por nobles ideales de perfección individual y de un justo y equilibrado ordenamiento social. En su enseñanza daba especial trascendencia a lo moral., ingrediente básico en toda sociedad democrática. Sostenía que lo primero a exaltar en individuos y pueblos son los valores éticos y de la libertad.

Seguramente no será en vano la tarea de reflotar la vigencia actual de la obra y el pensamiento de nuestras grandes figuras, como Rodó, Zorrilla de San Martín, Clemente Estable y Vaz Ferreira—entre otros tantos ---, para el rescate de una identidad que caracterizó al Uruguay, que lamentablemente hemos ido perdiendo con el transcurso de los tiempos de los hechos y de algunos hombres.-





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