Teatro: expresión de la aventura humana. Por Saúl Piña

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El 12 de octubre se recuerdan 26 años del fallecimiento de Rosina Sosa Galó. En esta entrega Saúl Piña  pide, como reconocimiento, habilitar un espacio en el Teatro Español. También corresponde reconocer a Orlando Aldama, Nelly Goitiño y al profesor Luis Fernández Baltasar, por el aporte que brindaron al arte teatral.

Teatro: expresión de la aventura humana. Por Saúl Piña

La vida entera de los hombres es ocasión propicia para recibir los bienes de la cultura, por lo que la finalidad de ese aprendizaje continuo que es el vivir, no puede ser sino lograr que los hombres se formen a sí mismo como individuos y tengan la oportunidad de gozar con amplitud de los bienes espirituales y materiales que la civilización pone en todo momento a su disposición.

Toda expresión cultural tiene que tener bases y objetivos humanistas, de forma tal de ser también ella servidora incondicional de cada uno y de todos los integrantes del género humano.

Una expresión cultural de elevado contenido es el teatro, cuya una de las características, es que refleja a través de las épocas, los problemas mortales, los sentimientos de la compleja sociedad humana. De la inspiración de autores de particular sensibilidad, se han plasmado en obras, las ideas y angustias de su tiempo, perdurando los argumentos y las palabras dirigidas a promover el perfeccionamiento, el culto de la justicia, de la belleza y el sentido de la fraternidad.

La aventura humana es un misterio cuyo velo apenas ha sido descubierto, y además de ser eterna, se presta para el juego escénico y captarla, representarla y trasmitirla, es labor de mérito y de utilidad social.

Durazno tiene una vinculación de gloria con ciudadanos que han tenido una estrecha actividad con el arte teatral. Orlando Aldama es un dramaturgo que logró interpretar en profundidad la idiosincrasia de los orientales, siendo autor de obras que han marcado un tiempo de gloria.

El 12 de octubre se recuerdan 26 años del fallecimiento de Rosina Sosa Galó, una mujer de profunda sensibilidad, de carácter duro, pero de dulce corazón.

Su vida fue la enseñanza y el arte teatral, el que ejerció con elevada profesionalidad y compromiso. Luego de ser fundadora del Pequeño Teatro de Durazno, su gran sueño era la sala propia, lo que se concretó el 10 de mayo de 1977, con el valioso apoyo y la generosidad de doña Blanca Daguerre de Pintos, propietaria del inmueble donde hoy se encuentra la sala.

En el acto de inauguración de la sala, Rosina decía: “los recibimos aquí porque el Pequeño Teatro es templo de la palabra y porque las verdades de la Humanidad se han dicho mejor desde los escenarios. Las mentiras de la Humanidad, por desgracia, se dicen debajo del escenario”.

La historia del Pequeño Teatro que se inició en el año 1962 -y que tengo la satisfacción de haber sido protagonista durante 12 años- tiene 56 años de muy rica existencia y muchos galardones de escenario.

Hoy permanece con fuerza y vigor, seguramente porque el espíritu recio pero muy dulce de Rosina, sigue vigente.

En estos días, el Pueblo de Durazno ha tenido el orgullo de recuperar ese templo de cultura que es el Teatro Español. Una inversión de la Administración Municipal que debemos valorar en su total dimensión, por cuanto dará un vital impulso a la cultura y a la educación, para despertar y desarrollar los aspectos morales que deben acompañar la vida individual y social de los duraznenses, tratando de generar y fomentar la existencia de los valores fundamentales que hagan posible y mejor la convivencia armónica en esta sociedad.

El mejor reconocimiento para Rosina sería habilitar un espacio en el Teatro Español, instalando una placa con su nombre. También corresponde reconocer a Orlando Aldama , Nelly Goitiño y al profesor Luis Fernández Baltasar, por el aporte que brindaron al arte teatral.





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