La seguridad en crisis. Escribe Saúl Piña

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La aparición del Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, pautó la existencia de una línea política tendiente a lograr la imposición de la justicia a través de la libertad.

El Derecho producto de la razón humana en su tarea de regular de la mejor manera posible la convivencia es, sin lugar a dudas, el baluarte más importante con que cuenta el género humano en su búsqueda de la felicidad colectiva.

Hay quienes afirman que la libertad se da en mayor grado, en los lugares donde la normativa jurídica es menor. No tienen razón, por cuanto el Derecho tiene como cometido, coordinar las libertades y eliminar los obstáculos que, en ejercicio de las mismas, surgen por situaciones de hecho las más de las veces injustas que ellas si son, decididamente coartantes de las posibilidades del hacer humano.

Con el avance de los ordenamientos jurídicos, la vida se racionaliza, se facilita la convivencia la que se torna más feliz, por consecuencia más libre para todos. La ley es instrumento de cambio y de desarrollo en la vida de los pueblos. Es herramienta indispensable para construir un mundo mejor en el que los hombres puedan desarrollar sus vocaciones y aptitudes, para así concretar en realidad las aspiraciones de vivir una vida digna y próspera.

El gran secreto para el logro de la paz social es la interpretación y la aplicación que se hace por parte de los actores relacionados con el Derecho, y la ejecución de las leyes.

Ante una población que se ve sacudida en cada jornada, por la reiteración de hechos que afectan la seguridad pública, se justifica insistir en la consideración del tema, clamando en el nombre de los uruguayos de buena voluntad, y buenas costumbres, que quieren trabajar en paz y, que lo hacen a la intemperie y no en confortables despachos.

En estos días nuestra ciudad ha sido escenario nuevamente de hechos aberrantes, que dan cuenta claramente que un sector de nuestra sociedad está enfermo. Cuando la enfermedad es seria hay que aplicar tratamientos severos, sin otras especulaciones o directivas de tipo ideológico o electoral. Es injusto que Durazno trascienda a nivel nacional por estos hechos, cuando hay acciones muy positivas, de valiosos ciudadanos que deberíamos destacar.

De no adoptarse medidas urgentes, estos hechos seguirán ocurriendo inevitablemente, en la medida en que no nos decidamos investigar y detectar las causas, que han determinado estas consecuencias. Este ambiente de inseguridad que enfrenta la población, y las recientes cifras sobre homicidios y rapiñas que ha brindado el Ministerio del Interior , indican claramente, que lo que se ha dispuesto hasta el momento, no es efectivo y pone al descubierto un fracaso que resulta evidente.

Quienes tienen la responsabilidad, deben localizar los mecanismos tanto legales como administrativos, tendientes a defender los básicos derechos de los ciudadanos, que viven en esta ciudad, con la nostalgia de cuando era un escenario de respeto y tolerancia. Seguramente que en esta tarea de preservar la tranquilidad, tanto el gobierno como la población, deben encarar una tarea conjunta, que hoy no es nada fácil pero necesaria.

Se ha dejado correr el tiempo y hoy la situación es más difícil que hace algunos años. No se debe tener temor a la represión, cuando esta se hace en el marco de la Constitución. No hacerlo es violar la Constitución.

El mantenimiento de la seguridad es una obligación prioritaria por parte del Estado y debe ser ejercida con extrema autoridad, caiga quien caiga.







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