Las Instrucciones del Año XIII. Por Saúl Piña

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El 5 de abril de 1813 quedaba instalado el Congreso de las Tres Cruces, ante el cual Artigas pronunciaba el discurso inaugural, que la historia ha recogido bajo la denominación de “Oración de Abril”, un documento político legado por el Prócer, cuyos principios democráticos y republicanos, deben seguir siendo inspiración de gobernantes y políticos.

Este documento es una acción viva de esa palabra que tanto se expresa, pero que no siempre se ejerce: democracia; pero también de constitucionalidad. Al pronunciarlas y ejercerlas, se invoca a la dignidad más alta que hay en las organizaciones políticas libres: la del ciudadano.

Es precisamente a “los ciudadanos” que están dirigidas, todas las sabias reflexiones, sobre “las ansias y desvelos” del Jefe de los Orientales. Este documento hace mención y afirma de manera rotunda y con valor para todos los tiempos:

“Es muy veleidosa la probidad de los hombres, sólo el freno de la Constitución puede afirmarla”. Seguramente que nunca se podrá encontrar fórmula más sencilla, pero a la vez, más respetuosa de la soberanía popular, que la contenida en esta manifestación, que Artigas formula a los representantes de los pueblos:

“Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa por vuestra presencia soberana “. La libertad popular expresada libremente, como única fuente de poder en la organización republicana. También este documento de “Tres Cruces”, marca un camino de futuro para recorrer, enumerando funciones esenciales del gobierno, donde se destaca:” conservar la igualdad, libertad y seguridad de los ciudadanos”.

En estos tiempos, es bueno poner énfasis en el tema de cuidar la seguridad pública, que es la base fundamental para una vida digna de los ciudadanos; siendo además factor básico para la convivencia en libertad. Es buena cosa repasar los conceptos de las Instrucciones, que si bien es verdad datan de 1813, su vigencia es total.

El pueblo uruguayo ha vibrado muchas veces, estimulado por causas en las que ha prevalecido el sentimiento heroico, la rebeldía frente a los totalitarismos, la supervivencia de las mejores reservas morales ante la amenaza del oscurantismo, el atentado contra las instituciones democráticas; que solo han ocasionado retroceso y heridas profundas.

El legado de Artigas, es la gran garantía que tenemos, marcando un derrotero signado por el insobornable aliento de pasión independentista, de justicia y de erradicar la soberbia en el escenario político. Han trascurrido 204 años de aquel mandato entregado a los diputados orientales, conteniendo las profundas ideas republicanas del Prócer, las que están en plena vigencia, y deberían ocupar un sitial de privilegio en los Programas de Historia y Educación Cívica, que se dictan a escolares y liceales.

Ni que hablar que también tendría que ser libro de cabecera de aquellos que tienen la intención de incursionar en el escenario político.- No podemos ignorar, que la posibilidad de actuar contra el sistema democrático, es latente.-







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