La injusticia del armamento mundial. Por Saúl Piña

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Con el advenimiento del mundo moderno de la tecnología, de los nuevos métodos de producción y por lo tanto, de mayores recursos, ha quedado al alcance de la humanidad, la manera de vencer las barreras de la escasez, y por lo tanto, las posibilidades ciertas de proporcionar a los pueblos, las mejores condiciones de vida y el mejor bienestar. 
Es evidente que hasta el momento esto no ha sido posible, y comprobar en los hechos, que existen muchos países que no gozan de los beneficios que se operan en otros, y cuyos pueblos viven sumidos en el hambre, la miseria y con ausencia de sistemas de salud y fuentes de ocupación.

Esta situación no afecta exclusivamente a tales países, sino que en varias partes del mundo, incluso en naciones con cierto desarrollo, se producen estancamientos y problemas que afectan a la sociedad, promoviendo descontento y movilizaciones populares que en algunos casos, afectan de manera muy severa la paz y tranquilidad. En estos días Chile es un claro ejemplo.

Viene de tiempos inmemoriales la observación según la cual el mundo marcharía mucho mejor y sería menos castigado por la ignorancia, el hambre y las muertes de poblaciones enteras por falta de medicamentos, si se destinaran a la educación y al mejoramiento de las condiciones de vida, los cuantiosos recursos derrochados en armamentos.

En estos días ha trascendido que el dictador Maduro en Venezuela, viene gestionando la adquisición de costoso material militar, para defender sus fronteras, mientras el pueblo sufre el hambre, la falta de asistencia médica y la persecución política.-Sabemos que el mundo no está poblado por ángeles inofensivos, sino por seres imperfectos, muchos de los cuales son crueles y motivados por el apetito de poder, utilizan el recurso de las armas como elemento de disuasión o defensivo, de hipotéticos ataques del exterior o de enemigos de otros países, sin advertir que el gran enemigo lo tienen internamente, como es la falta de trabajo, el hambre, la ausencia de asistencia médica o de justicia.

Los grandes males que hoy azotan a la humanidad, no pueden resolverse con el poderío militar, como por ejemplo: el cambio climático, la migración de jóvenes capacitados en búsqueda de nuevos horizontes, la  brecha entre la pobreza y la riqueza, el terrorismo y los delitos informáticos.

Actualmente el mundo invierte 3 billones de dólares en militarización, sin haber logrado la prosperidad, la paz y la justicia social. Desde el fondo de la historia, se sabe que la guerra no es la solución y que es evitable, si se utilizan las herramientas adecuadas, como el diálogo, la tolerancia y el sentido común.

De todos modos resultará muy difícil desviar los recursos de armamentos para planes y proyectos de políticas públicas en beneficio de las poblaciones más necesitadas, sin partimos de la base que cinco, de los principales fabricantes de armas del mundo, son los Miembros Permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU. Cada año el mundo gasta 3 billones de dólares en el ámbito militar, y solo costaría 30 millones de dólares anuales, para vencer el hambre en el mundo. Dotar de agua potable a todas las zonas que hoy no la tienen, solo tendría un costo de 11 mil millones de dólares.

Son cifras para la reflexión, que revelan un caos espiritual a nivel mundial, y que nos hace pensar, si los seres humanos no tendremos el poder suficiente para cambiar la injusticia en el mundo. Debemos superar las divisiones políticas, dando prioridad a la responsabilidad de cuidar la naturaleza y fortalecer la familia.

Imitemos el ejemplo de la Naturaleza, que permite la convivencia de millones de animales, todos distintos, pero utilizando los recursos en el mismo hábitat.


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