El legado de los inmigrantes. Escribe Saúl Piña

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Se acaba de conmemorar el “Día del Inmigrante”, una fecha que tiene mucha importancia en nuestro país. La verdadera historia de nuestra raza, residió en los hombres que vinieron en el siglo 19, no con ansias de conquista territorial. 

Fueron los inmigrantes desconocidos que llegaron a la nueva tierra con la firme intención de vencer la adversidad que enfrentaban en sus pagos de origen.

La corriente de inmigrantes que llegaron al Uruguay durante el siglo 19, fue muy importante. El registro indica que en la década del 20, arribaron más de 197.000 personas, la mayoría de las cuales eran italianos y españoles.

En Durazno el número de italianos fue muy numeroso, pero también de españoles, franceses, sirios y libaneses. En el corazón de cada uno palpitaba la gran aspiración de llegar al país de la tierra prometida, para concretar el sueño de una mejor vida, que durante mucho tiempo acariciaron en su terruño natal.

No traían joyas, ni cofres con dinero. Eran portadores de un tesoro superior, que es la única herramienta que se conoce, para desarrollar el progreso material y la dignidad de la persona: ganas de trabajar.

Sin pedir nada al Estado, apostaron al trabajo con sacrificio, cultura, civismo y elevada responsabilidad con las normas del país, generando familia, que es el núcleo básico en toda sociedad, y donde se fraguan las ideas de amor a la Patria a sus hijos, que es el soporte vital de la nacionalidad.

FRUTOS DE LA BUENA SEMILLA


Las raíces de los primeros inmigrantes, son muy profundas y el fruto sigue vigente. Hoy existen varios emprendimientos comerciales, cuya responsabilidad es de descendientes de aquellos pioneros, que sembraron con el ejemplo de compromiso y el sudor de su trabajo, una semilla muy fértil, que sus descendientes han sabido preservar.

Si bien es cierto un elevado número de inmigrantes se dedicaron al cultivo de la tierra, también hubo quienes, volcaron sus energías en el comercio, artesanos, relojeros, herreros, albañiles y carpinteros. Tanto italianos, españoles y sirios libaneses, crearon su espacio para actividades sociales, pero también para servicios médicos y de asistencia financiera.

Los tiempos han cambiado y hoy el Uruguay enfrenta una crisis sanitaria que viene afectando el clásico modo de vida de los ciudadanos, pero además promueve problemas en la producción y economía del país, lo que ha motivado medidas especiales de asistencia social por parte del Estado, como manera de mitigar los impactos de la particular pandemia.

Lamentablemente hay sectores que padecen de pandemia espiritual, y priorizan lo ideológico, cuestionando toda acción gubernamental y proponiendo soluciones, que parecen a las del “país de las maravillas”, donde vivía Alicia.

Sin olvidar el elevado valor que siempre representó la corriente migratoria noble y poderosa, la gran cuestión nacional hoy, es avanzar con los recursos, con la voluntad, con las fuerzas propias, para que sea sanamente valorada la meta futura.

La obra del engrandecimiento es patrimonio libre que Artigas quiso para los hijos de esta tierra, debe contar con el concurso de todos los orientales. Esta tarea de mejora del bienestar en este tiempo de crisis, necesita el mayor número de ciudadanos bien dispuestos y mejor intencionados, que anhelan y quieren, por razones de amor propio, emplear sus propias energías para vivir de su trabajo, sus conocimientos y su voluntad.

Qué el ejemplo que nos dejaron los inmigrantes, nos haga reflexionar, para encarar un futuro, donde prime la dignidad, la justicia y la responsabilidad de gobernantes y gobernados.

Mirá la campaña de UPM y EL PASO







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