Recordando un patriota excepcional. Escribe Saúl Piña

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El 6 de febrero de 1848, fallecía en Montevideo Dámaso Antonio Larrañaga. Fue sacerdote, sabio naturalista, escritor y un personaje político de elevada gravitación, destacándose como sabio consejero de Artigas. 

Fue un oriental de gran patriotismo y enemigo acérrimo del extremismo, que ya en aquellos tiempos promovía dificultades políticas y sociales.

El 15 de febrero de 1815, fue liberada la ciudad de Montevideo por las fuerzas artiguistas al mando de Otorgues y por primera vez se conmemoraba la Revolución de Mayo. Dentro de estas celebraciones se destaca la inauguración de la Biblioteca Pública fundada por Artigas.

Precisamente la iniciativa de su creación fue de Larrañaga, quien en agosto de 1815, elevó al Cabildo, una nota por medio de la cual hacía conocer su idea, de creación de una biblioteca popular. En dicha nota pone en conocimiento, las precarias condiciones de pobreza y bajo nivel cultural en que vivían los pobladores de Montevideo en aquel entonces, destacando dentro de las carencias: “Falta de maestros en todos estos ramos y faltos de medios para hacerlos venir desde afuera, ¿que otro recurso nos queda que el que nosotros mismos nos formemos? ¿ y no sería esta, una de nuestras mayores glorias, que nos debiésemos nuestra ilustración, sino a nosotros mismos?”.

En el acto de inauguración de la Biblioteca ocurrido el 26 de mayo de 1816, Larrañaga pronuncio lo que se conoce como “Oración Inaugural”, en parte de la cual expresaba: “una biblioteca no es otra cosa que un domicilio o ilustre asamblea donde se reúnen como de asiento, todos los más sublimes genios del orden literario, por mejor decir, el foco donde se reconcentran las luces más brillantes que se han esparcido por los sabios de todos los países y de todos los tiempos. Estas luces, con las que este ilustrado y liberal Gobierno viene a ser comunes a sus conciudadanos; estas las sólidas riquezas y los más preciosos tesoros con que os convida con una ostentosa profusión en este suntuoso templo que acaba de erigir a las ciencias y a las artes”.

Larrañaga fue un excepcional escritor, y se destaca la descripción de un viaje desde Montevideo a Paysandú, haciendo una profunda observación de nuestro campo, sobre fauna, flora y hasta mineralogía, cuestionando el estado de abandono en que se encontraba nuestra campaña, la falta de actividades productivas y el estado de pobreza
rayana en la miseria. Es importante, que los jóvenes conozcan la vida y obra de personajes como Dámaso Antonio Larrañaga, que dejaron un rico legado, base de nuestra orientalidad; una valiosa herencia de fecundidad ilimitada, que debe ser faro para el mejoramiento de nuestra sociedad y reafirmación de nuestra identidad.

En Durazno tenemos el privilegio de contar con varias bibliotecas públicas, que dependen de la Intendencia, las que tienen un valioso acervo y un funcionamiento óptimo; beneficio al que todos podemos tener acceso de forma gratuita.

Alguien dijo alguna vez: “un libro es un alimento para el alma” y el gran Artigas sentenciaba: “Sean los orientales tan ilustrados como valientes”.

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