Un recuerdo para "Tony" Cabrera. Escribe Saúl Piña

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En oportunidad de ser premiado por Ecos Regionales de Flores

El  arte de escribir es una especie de milagro y encierra un fenómeno de misterio y un don natural muy particular. Emerson decía : “ la poesía es el esfuerzo continuo para expresar el alma de las cosas, ir más allá del cuerpo bruto y buscar la vida y la causa que lo hace existir”.

-El 18 de febrero de 1944, nació el recordado y querido Ruben Cabrera, más conocido como “Tony”. Dedicó buena parte de su rica existencia a desempeñar esa tan particular profesión, que es una especie de artesanía del alma: poeta y escritor. En el trayecto de su vida en convivencia con las musas, obtuvo importantes galardones, no solo en Uruguay sino también en varios países.

Vinculado desde muy joven a la ciudad de Sarandí del Yí, se trasladó luego a nuestra ciudad, ingresando en la Intendencia, donde tuve la feliz experiencia de compartir labores propias del municipio. En esa instancia supe valorar las excepcionales condiciones humanas y su gran capacidad para el buen uso de la pluma, pero también del humor fino y sentido de la fraternidad. Y compañerismo.

Tony era hijo de un artista de elevada profesionalidad, quien era profesor de dibujo y pintura y fue el autor de los afamados carros del carnaval montevideano, que presentaba “El Chaná” en la década del 50, con tal éxito que al ganar siempre el primer premio, le fue limitada su participación en el concurso. Nos referimos al señor Alfredo Cabrera Santos, quien en la primera Administración de Iturria, fue el autor de varias piezas de particular belleza, relacionadas con el carnaval. Desfilaron por nuestros corsos, revolucionarios “cabezudos” producto de la brillante inventiva de don Alfredo. 

También escribía y seguramente ese fue otro legado de su padre. Ruben fue autor de cuatro libros y cientos de poemas y trabajos literarios de gran resonancia, ocupando un espacio muy particular el poema al perro “Gaucho”, que obtuvo gran difusión. 

También escribió varias letras para canciones que en su momento se popularizaron, sobre todo en el ambiente del folklore; como así también, fue autor de destacados libretos y versos de prestigiosas murgas y conjuntos de carnaval. Este hijo adoptivo de Durazno fue un ser muy sencillo y, no obstante las valiosas distinciones que recibió en su trayecto como escritor, siempre mantuvo su humildad y la genuina forma de ser, característica de aquellos seres que realmente valen.

En una nota de prensa del año 2010, Ruben señalaba que uno de sus grandes inspiradores para sus trabajos, era el río Yí, expresando: “es un amigo al cual le podes contar las penas y él no se las cuenta a nadie. Hay secretos que uno le quiere contar. Yo me he sentado y conversado con él y eso me inspiraba. También en noches de luna y la veía reflejada en el agua, eso era espectacular”. Tony Cabrera fue un ser muy particular, que ejerció con espíritu de bohemia, la amistad en su máxima expresión, que en definitiva es uno de los más preciados valores que puede practicar el hombre.

En estos tiempos de fanatismo y conductas erráticas, nos hace bien recordar figuras de la talla de “Tony”, que ejerció con amor y sabiduría, esa herramienta tan importante que es la pluma, para contener en sus versos, la esperanza de vivir la alegría plena y la amistad sin límites, facilitando el tránsito en esta difícil aventura que es la vida.

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