Un ejemplo de gobernante. Escribe Saúl Piña

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En países territorialmente chicos como el nuestro, es fundamental conocer la vida y obra de hombres ilustres del pasado. Se trata de una herramienta fundamental para afirmar la identidad y la valoración plena de lo auténticamente nuestro.

El 26 de agosto de 1790 nació Manuel Oribe Alzáibar, de estrecha vinculación familiar con la actividad militar, lo que seguramente ello fue determinante, en su vocación de soldado, actividad que Oribe comenzó desde muy joven al servicio de la Patria. 

Fue en el seno familiar, donde este caudillo recibió un rico caudal de valores que supo capitalizar en su tránsito por la vida. Se destacan rasgos de su carácter, con el orden, la disciplina y el respeto por sus semejantes. 

Se suma el sentimiento de austeridad, de honradez y de modestia, que fueron el cuerpo central de sus líneas de conducta, tanto en su vida privada, como en ejercicio de los importantes cargos que supo desempeñar con elevada jerarquía moral, lo que bien puede servir de ejemplo en estos tiempos de actitudes dispares con los auténticos valores que caracterizan a los hombres útiles para la sociedad.

Para Manuel Oribe, uno de los fundadores del Partido Nacional, la libertad se integraba con el concepto del orden, la armonía social y la afirmación de todos los valores materiales y de ética que conducen al progreso, asegurando que esto solo se puede lograr, en la respetuosa observación del orden legal.

Soldado artiguista de la Patria Vieja fue figura fundamental en la reacción orientalistas que contra la dominación lusitana, encabeza el Cabildo de Montevideo, siendo de los primeros que se reúne con Lavalleja para iniciar la epopeya del 25.

Merced al prestigio que adquiere con heroísmo en las contiendas bélicas y por su vocación por los principios que regulan el orden y la convivencia armoniosa, canalizan su vida a un nuevo y glorioso destino en el servicio de la Patria: el primero de marzo de 1825 asume como el segundo Presidente de la República.

Ejerció el cargo con marcado patriotismo, respeto a la ley y a la Constitución. Propició el desarrollo espiritual y material, el fomento de las fuentes de trabajo y la protección del Estado. 

Prohibió el tráfico de esclavos, medida tomada 20 años de que Lincoln la adoptara en Estaos Unidos de América. Dispuso un plan de Colocación Rural, la reapertura de la Biblioteca Nacional y la formación de un Museo Nacional. 

Su gobierno se caracterizó por la honestidad, la austeridad y sobre todo las cristalinidad en el manejo de la cosa pública, demostrando como la esencia de la conducción política y de la función de gobierno, consiste en el sostenimiento de pautas y en la creación social de las instituciones. 

No tenemos que salir a buscar líderes afuera; en el Uruguay tenemos el privilegio de ciudadanos ejemplares, cuyo recuerdo, supera los complejos laberintos partidarios, para ser por siempre, ciudadanos del mundo.

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