La seguridad ciudadana. Escribe Saúl Piña

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Los más destacados pensadores relacionados con el Derecho, han afirmado que la existencia del orden jurídico se justifica por dos valores esenciales, cuyo mantenimiento este persigue desde las tablas de Hammurabi y de la legislación creada por Moisés: la Justicia y sobre todo la Seguridad.


Esta se logra cuando, por el establecimiento de normas generales que disponen para el porvenir y proveen las sanciones a aplicarse por su violación, los ciudadanos sabemos perfectamente cuáles serán las consecuencias de nuestras acciones y de nuestras violaciones.

El  conocimiento de las normas y leyes que regulan la convivencia es fundamental para vivir en un sistema democrático.

Existen varios caminos para atentar contra la seguridad. Una de ellas es legislar mal, otra interpretar mal por parte de quienes tienen la responsabilidad de aplicar las penas. Pero existe una que resulta fundamental: aceptar y cumplir con responsabilidad lo que marcan las normas y los códigos por parte de los ciudadanos, sean menores como mayores.

En estos días se han registrado algunos hechos de vinolencia no solo en Durazno, sino en varias partes del país. En nuestra ciudad específicamente relacionados con el tema de motos. Hemos oído que los tiempos han cambiado y que hoy las cosas son diferentes.

No dudamos que los tiempos han cambiado, pero lo que nunca perderá vigencia pasen los tiempos que pasen, es el respeto a las normas de convivencia, dentro de las cuales se destacan las Ordenanzas que regulan el tránsito, lo que hace a la seguridad de los vecinos. 

El acatar lo que establece la Constitución no es tema de “cómo te digo una cosa te digo la otra”. El tránsito urbano no es asunto de sectores o grupos; se trata de una circunstancia social que desde hace algún tiempo ha venido deteriorándose, con accidentes graves.

Es tiempo de adoptar decisiones profundas y de esa manera defender los tan mentados derechos humanos.

Debemos instrumentar sistemas educando para la responsabilidad y la reflexión. Por ahí ha quedado instalado por algunas corrientes de opinión, que la aplicación severa de las normas por parte de las autoridades competentes en el mantenimiento de la seguridad, es una expresión de dominación de una clase a otra y una suerte de represión. 

La aplicación de las layes en el marco democrático, es la función básica de todo gobierno, ya que de no ser así, la sociedad se deteriora, creando espacios sociales que pueden ser utilizados con otros objetivos.

Es bueno recodar esta cita de Artigas: “El objeto y fin del Gobierno debe conservar la igualdad, libertad y seguridad de los ciudadanos y de los pueblos”. 

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