El Desembarco de los Treinta y Tres Orientales. Escribe Saúl Piña

0

El 19 del corriente recordaremos un acontecimiento que resultó fundamental en la rica historia de este país: el Desembarco de los Treinta y Tres Orientales, que tuvo como escenario la playa de La Agraciada, el 19 de abril de 1825. Liderando la cruzada estaba Juan Antonio Lavalleja, acompañado por un grupo integrado por orientales, argentinos, paraguayos y africanos ,constituyendo este hecho un hito de vital importancia en el devenir de nuestra historia.

Es fundamental recordar estos acontecimientos, valorando el esfuerzo de aquellos auténticos patriotas cuya motivación estaba muy lejos de intereses materiales o la posibilidad de cargos o jerarquías.  

Los valores que movilizaban aquella hazaña en las costas de Soriano eran el profundo amor a su terruño y la necesidad de gozar de la libertad. Hubo una época en la historia de la humanidad en la cual la idea de autonomía fue luz permanente en los escritos y palabras de los pensadores y también de las aspiraciones populares. 

Fue ese resplandor de la libertad el que se tradujo en las luchas por las conquistas internas de la protección de los derechos individuales y la abolición de las tiranías, y en lo externo, la obtención de la independencia de los pueblos que como la nuestra por ejemplo, habían sido colonizados por potencias extranjeras.

Es oportuno en estos tiempos recordar algunos hechos que ocurren en nuestra América, donde mentes dogmáticas no dejan de lado prejuicios insuflados por consejeros fracasados, que alientan la eliminación de la idea de libertad y su consecuencia ineludible que es la democracia, generando situaciones de injusticias, sometimiento e incluso muerte.

El Desembarco de la Agraciada fue fruto de muchos meses de organización en Buenos Aires, donde nuestros patriotas recibieron el silencioso apoyo de miembros de la Logia Masónica “Caballeros Orientales” que funcionaba en Buenos Aires.

Aquel 19 de abril a las tres de la mañana y luego de una compleja travesía, el grupo de valientes orientales despliegan la bandera tricolor con la inmortal leyenda de: “Libertad o Muerte”. Allí Lavalleja pronuncia su mensaje, donde expresa: “Amigos estamos en nuestra patria; Dios ayudará nuestros esfuerzos y si hemos de morir, moriremos como buenos orientales, en nuestra tierra”.

Es deber de todos nosotros, que el Desembarco de la Agraciada, no se transforme en un acto en la plaza, una pieza de museo o en un dato contenido en algún libro de Historia.

Para fortuna del país, hay ciudadanos que sienten la importancia y el orgullo de encarar la tarea de todos los días, con esfuerzo, trabajo, y el sentido bien entendido de patriotismo. Tenemos suerte de poder transitar el camino que abrieron aquellos hombres.

Pero es bueno recordar que la bandera de la libertad se une a la de la justicia, la honradez en la administración de los recursos del pueblo, pero sobre todo en el compromiso con el país y el fomento del trabajo, única forma de lograr una organización social, que posibilite, que todos los uruguayos podamos vivir gozosos, unidos, en paz y en seguridad, un futuro sin temores para quienes nos sucederán.   IR A PORTADA 

Entradas que pueden interesarte