La vigencia del pensamiento de José Martí. Escribe Saúl Moisés Piña

0

El 28 de enero de 1853 nació en La Habana (Cuba) José Martí, quien fue un destacado poeta, escritor, tribuno, héroe revolucionario, soñador, vibrante y fuerte luchador, que ofreció su vida para las causas más nobles. En estos tiempos de déficit democrático que enfrenta Cuba es bueno recordar esta cautivante y representativa figura, evocando la riqueza de su pensamiento político, de valor permanente para la reflexión y la conducta de todos los que se consagren con lealtad y compromiso a los deberes de la patria.

Martí se distinguió por su filosofía política y elevada lección de sinceridad, nobleza y altruismo. De su brillante inspiración surgieron ideas como: "La Patria no es de nadie, y si es de alguien, y esto solo en espíritu, será de quien la sirva con mayor desprendimiento e inteligencia. La Patria es dicha de todos, dolor de todos y cielo para todos, y no feudo ni capellanía de nadie. Los pueblos han de tener una picota para quien los azuza a odios inútiles, y otra para quien no le dice a tiempo toda la verdad. La República no debe ser el predominio injusto de una clase de ciudadanos sobre los demás, sino el equilibrio abierto y sincero de todas las fuerzas reales del país y del pensamiento y deseo libre de los ciudadanos todos. 

Los valores morales de la ética de José Martí tienen total vigencia en estos tiempos de chatura social. Este héroe Cubano era defensor del patriotismo, humanismo, independencia, soberanía, justicia social, unidad, dignidad, sentido del deber, libertad, antirracismo, decoro, honradez, honestidad, solidaridad y latinoamericanismo. Este dilecto hijo de América Latina afirmaba que para ser libres, la educación del pueblo era fundamental, pues ésta les ayudaría a aprender a ser libres y aprender que la solidaridad es una garantía para la libertad.

Estos valores están en fuga en este mundo "desarrollado" y ausentes en muchos países, por lo que no sería mala idea reflexionar sobre la posibilidad de su recuperación, para asegurar la obra del bienestar de los pueblos, que seguramente no bastará con la fe romántica de nuestro patriotismo. Los seres humanos necesitan vivir en la pasión de la verdad y la hermandad fraternal.

Este noble pensador afirmaba que: "lo primero que debe hacer el hombre público, en las épocas de creación o reforma es renunciar a sí, sin valerse de su persona sino en lo que valga ella a la Patria". Vale la pena citar sobre la opinión de Martí sobre la función de los medios de comunicación: "La prensa no puede ser en estos tiempos de creación, mero vehículo de noticias, ni mera sierva de intereses, ni mero desahogo de la exuberancia y hojosa imaginación. La prensa es Vinci y Ángelo, creadora del nuevo templo magno e invisible de que es el hombre puro y trabajador el bravo sacerdote".

Vale la pena que gobernantes y gobernados reflexionemos sobre estos conceptos de este apóstol y visionario iluminado por la luz de la libertad de los pueblos, cuyas enseñanzas tienen total vigencia, marcando para el presente y las futuras generaciones un deber para cumplir.  IR A PORTADA 

Entradas que pueden interesarte