Recordando al Dr. Luis Alberto de Herrera. Escribe Saúl Piña

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La historia recoge testimonios positivos y los brinda como ejemplos dignos de imitación. Uruguay tiene un contenido muy valioso en episodios luminosos, de marcado heroísmo y plenos de abnegación en el cauce de una política, que fue ejemplo de la vida de destacados ciudadanos con hondo contenido humano, de las concepciones democráticas.

Quedaron en el mejor de los recuerdos, actores políticos que tuvieron expresiones de reconocimiento para la lealtad y el vigor cívico, lo que sigue siendo una vigente esencia ciudadana.

El 8 de abril de 1959 falleció un caudillo del Partido Nacional, destacado obrero de la política, de brillante memoria, capacidad de oratoria y con un gran sentido del humor, que marcó con su impronta la vida política uruguaya del siglo XX.  

Tuvo el privilegio de saber adaptar su pensamiento y acción a los tiempos que producían cambios significativos, pero con la inteligencia de no perder el fundamento de sus ideas. 

En su actuación política, dicen los politólogos, que Herrera introdujo vientos de modernización en el Partido Nacional luego de la muerte de Aparicio Saravia. Pero hay un tema que Herrera le otorgó particular atención, que en estos tiempos tiene vital importancia: el relacionamiento del Uruguay con los países del mundo. 

Ya en aquellos años afirmaba con visión futurista, que sin perder su “Orientalidad”, el Uruguay debe tener relaciones con sus vecinos y con el resto del planeta, pero siempre sin alinearse nunca con nadie y anteponiendo siempre los intereses nacionales. 

Este recordado dirigente, sabía que entre gobiernos no existen los amigos ideológicos, sino los intereses económicos.

El 21 de noviembre de 1940, Herrera realizó una interpelación al entonces Canciller Alberto Guani, sobre la posibilidad de que Estados Unidos de América instalara una Base Militar en Laguna del Sauce.

Estábamos en plena Segunda Guerra y el tema era muy delicado, ya que de instalarse una Unidad Militar de otro país, implicaba tomar una suerte de participación en el conflicto, con el peligro de que Hitler tomara represalias, y que además Argentina nunca hubiera permitido, que militares yanquis controlara la boca del Río Uruguay, curso de agua por donde transitaba el 90% de su comercio exterior. 

Los contundentes argumentos de Herrera lograron convencer las posiciones en el Senado, de votar por mayoría la propuesta de que nunca se votaría un acuerdo, que autorizara la instalación de bases militares, que signifiquen mengua de la soberanía nacional.

Es bueno conocer que hubo ciudadanos que sirvieron al país y no se sirvieron del país. Cuantos ejemplos para el presente y el futuro, el conocimiento y la reflexión en perspectiva de ideas llevadas a la acción, por ciudadanos que fueron fieles custodios de nuestra identidad.

Dentro de las iniciativas del Doctor Luis Alberto de Herrera, se destaca un proyecto sobre: “La Glorificación de los héroes nacionales y de los grandes pensadores nativos, sin distinción de bandos, para educar a las generaciones venideras en el sentimiento de gratitud cívica y sostener los varoniles altiveces de nuestro orgullo patrio”. 

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