
Una reflexión sobre el valor de la democracia, sus amenazas históricas y los retos que enfrenta el Uruguay de hoy.
El 27 de junio de cada año se conmemora en nuestro país el "Día de la Resistencia y Defensa de la Democracia", en honor a quienes defendieron la libertad y la plena vigencia del Estado de Derecho ante el Golpe de Estado de 1973.Para mí la palabra "Democracia" tiene particular valor y me promueve felicidad. Cuando concurría a la escuela, funcionaba en calle Oribe casi 18 de julio una confitería llamada "La Democracia", dónde vendían los recordados "Ratoncitos de chocolate", que tenían una colita de piolín. Cuando la situación lo permitía, mi madre me daba tres "vintenes", que me permitían la compra de esta instancia feliz.
Los tiempos pasaron y pude comprender el verdadero significado de la Democracia, comprobando que el valor original de su simbolismo ha sido mal interpretado, utilizándose como herramienta de regímenes totalitarios, estableciendo una "verdad" oficial, de contenido dogmático, donde la oposición está prohibida y, por tanto, todo acontece como si un unánime acuerdo existiese entre todos los habitantes sujetos a tales regímenes.
En el sistema democrático, por el contrario, es admitida la natural discrepancia entre los seres humanos. Tan importante como la existencia de un gobierno, también lo es la actuación de la oposición. La existencia de los partidos políticos es consustancial a la democracia y en su buena organización y fortalecimiento deben encontrarse los cimientos de una sociedad equilibrada, justa, próspera y feliz.
En el marco democrático es fundamental la honradez de los gobiernos y que los partidos políticos practiquen efectivamente la democracia interna, que sean manejados por sus dirigentes con estatura ética, verdad y responsabilidad y, que tengan la fortaleza suficiente para impedir que haya quienes quieran servirse de los mismos para intereses que debiliten el valioso legado de orientalidad que nos dejaron ilustres caudillos, que por su calidad aún siguen presentes.
El escenario político es muy complejo y hay veces donde la soberbia madre de la intolerancia, estimula a quienes ocupan el poder a pensar de que lo harán de por vida.
En este país rige un sistema democrático que tenemos que preservar, pero también debemos reconocer que enfrentamos una situación de deterioro social. Un reciente informe internacional ubica al Uruguay como el país de mayor consumo de marihuana y de otros productos relacionados con drogas en América Latina. El sistema de salud pública tiene problemas, la violencia gana espacio dinamizado por la droga, la mayoría de los excarcelados retornan a la prisión, la cultura del trabajo está con perfil bajo, motivando la inversión del Estado en asistencia social, con recursos de los que todavía trabajan.