Fue una noche inolvidable. El sonido poderoso de la Orquesta Sinfónica del Sodre llenó cada rincón y resonó en el corazón de un público que respondió con ovaciones cerradas. Más que un concierto, fue una declaración: Durazno tiene apetito de cultura de primer nivel, y este domingo la sació con una función histórica.
El telón del CC Teatro Español se levantó para revelar no solo a los músicos, sino una escena contundente: una sala completamente abarrotada. Desde los acordes iniciales del programa “Estampas Sinfónicas”, bajo la batuta del maestro invitado Maximiliano Burghi, se creó una magia indescriptible. No era el silencio formal de una sala convencional, sino la atención cargada de emoción de más de 300 duraznenses viviendo un lujo cultural inusual.La verdadera noticia no estaba solo en el escenario, sino al otro lado del foso. Familias completas, jóvenes y adultos mayores se dieron cita en un espectáculo que fue, a la vez, un concierto de excelencia y un emotivo reencuentro comunitario. Los aplausos no se hicieron esperar al final de cada movimiento, y la ovación final, de pie, fue el comprobante de una velada redonda.
Los músicos interpretaron un variado repertorio con obras destacadas del romanticismo y del siglo XX.
La música que construye futuro
Cada boleto vendido fue doblemente valioso. La función no solo ofreció una experiencia artística imborrable, sino que los fondos recaudados son un impulso directo para un proyecto que le late fuerte al corazón de la ciudad: la reapertura y puesta a punto de la sala de la Asociación Amigos de la Música “Julio Martínez Oyanguren”. La cultura, en esta noche, demostró ser un motor tangible de progreso, financiando el futuro de otro espacio cultural local.






