Vecinos de Durazno reiteran el reclamo por problemas de salud causados por la pelusa de plátanos

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En la sesión ordinaria del jueves 9 de octubre, el edil nacionalista Alejandro Stefanoli llevó ante la Junta Departamental de Durazno un planteo que, según dijo, “ha sido expresado por numerosos vecinos” preocupados por las afecciones respiratorias y oculares provocadas por la pelusa de los plátanos que abundan en la ciudad.

Sostuvo que se trata de “un tema de notoriedad pública y de sanidad colectiva”, y recordó que el origen del problema se remonta “a más de 25 años atrás”, cuando se modificó el sistema de poda tradicional que, hasta entonces, se realizaba todos los años a comienzos de abril. Según expuso, la decisión se tomó “por recomendación de agrónomos de la Intendencia de Montevideo”, pese a que las condiciones urbanas de Durazno eran muy distintas a las de la capital.

Stefanoli recordó que la práctica de podar los árboles -implantados hace más de un siglo, durante la gestión del intendente Dr. Emilio Penza- había permitido mantener un equilibrio entre sombra y sanidad. “Quienes tenemos más de 50 años recordamos aquellas cuadrillas de personal zafral, que subían con escalerillas y cortaban uno por uno los plátanos”, señaló. Esa rutina, añadió, evitaba la acumulación de hojas y la generación de pelusa, que hoy se ha convertido en un problema ambiental y sanitario. 

Según el curul, la suspensión de las podas regulares durante la administración que comenzó en julio del año 2000 permitió que los árboles crecieran “más allá de su propósito original”, alcanzando alturas de hasta 20 metros. Cuando se intentó retomar la práctica, “ya era muy difícil: se necesitaban elevadores, motosierras y personal especializado”, explicó.

El legislador describió las consecuencias visibles de ese cambio: “Antes, casi no había hojas en otoño, ni alergias en primavera. Hoy, las hojas caen todo el año y la pelusa afecta a quienes caminan, trabajan o viven en la ciudad”. Afirmó además que muchas personas “deben recurrir al tapabocas o evitar ventilar sus casas” por la irritación que provoca el polvillo en los ojos y las vías respiratorias.

También hizo referencia a las trabajadoras encargadas del barrido urbano, que, según dijo, “se exponen durante horas a una tarea insalubre”. Stefanoli estimó que cada año “se recogen miles de metros cúbicos” de hojas y pelusa, y cuestionó el impacto que ello puede tener en los costos de limpieza municipal: “Recuerdo haberle preguntado al anterior director de Hacienda si conocía la incidencia de este trabajo en el presupuesto. Me miró sorprendido: no sabía”.  

Concluyó su intervención pidiendo que sus palabras sean remitidas al intendente de Durazno, convencido de que el tema “merece una respuesta definitiva”. “Sé que se ha preocupado por buscar una solución -agregó-, pero es hora de retomar una política que priorice la salud de los duraznenses y el cuidado del entorno urbano”.

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