Edil aclaró el concepto de laicidad: pidió enviarlo a intendente y alcaldes de Sarandí del Yí y Carmen

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El curul del Partido Colorado, Fredi D´Alessandro, ocupó los cinco minutos de su alocución para poner algunos puntos sobre las íes a propósito del concepto de Laicidad y las particulares interpretaciones que muchas veces se hacen de la misma. El planteamiento fue realizado el jueves 2 de marzo en la Junta Departamental de Durazno.

Transcripción duraznodigital  

"Gracias señor presidente. A raíz de hechos acaecidos en nuestro departamento, un tema muy caro para nosotros los republicanos y batllistas, es el tema de la laicidad.

Hemos escuchado algunas declaraciones que no compartimos y por eso es que hoy vamos a tratar de dar nuestro punto de vista al respecto. 

Algunas apreciaciones sobre lo que se le ha atribuido a la laicidad en nuestros casos (y en muchos casos) que no es correcta, es la pesada carga de ser un sistema que desterró la espiritualidad de la vida pública en el Uruguay.

También se ha dicho que gracias a la laicidad todo está permitido y, que por ese motivo, el punto de caída de nuestra moral y de la ética de nuestra sociedad se debe a que en el Siglo 19 se logró la separación de la Iglesia Católica del estado uruguayo; sin ver que también nuestro país forma parte de esa aldea global llamada planeta Tierra.

Desde los tiempos de las Instrucciones del Año XIII -dicho sea de paso- mucho antes de que fuera un país libre e independiente, y por consiguiente al hecho señalado del Siglo XIX, como la supresión de la injerencia Católica en el Estado uruguayo, se declaró la libertad de cultos en toda su extensión imaginable, denotándose en Artigas una actitud peculiar de no imposición de sus credos, deseos y pensamientos; actitud ésta que se expresa en preclara definición en aquella expresión de mutuo respeto 'Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa ante vuestra presencia soberana'.

Ahí comenzaba a gestarse el germen de un Estado tolerante, que no excluyó en ningún momento la espiritualidad de sus habitantes, sino que por el contrario, al aplicar el principio de laicidad, les dio la libertad de elección de credo en la forma de garantías constitucionales.

Estamos, sin duda alguna, rodeados de un mar de amarguras, ya que si miramos al mundo que nos rodea, todos tienen el mismo quiebre en la moral y la ética, sin importar si sus gobiernos están o no separados de alguna rama religiosa o posición atea. 

Esa falta de ética y moral, en vez de estar provocada por la aplicación de la laicidad, parece estar más relacionada a los extremos de las situaciones sociales en la que encontramos mucha gente carente de lo básico y otros que gozan de todo y un poco más. Generalmente estos últimos están envueltos en un manto de ambición egoísta.
 
Y esto no se genera a partir de la aplicación de la laicidad y si se aplican decisiones unipersonales, por interpretaciones erróneas de la misma. No se debe excluir ni creencias, ni posturas o lo que es más grave: imponer una verdad sobre la otra, coartando el principio de la libertad, lo que sí es un grave ataque a la laicidad y supondría la destrucción de ésta como sustento del sistema democrático

La laicidad esta que nos ha permitido vivir más en paz que en conflicto y cuando hubo quiebres de la misma por intolerancia ideológica, fueron cuando se produjeron hechos ríspidos que prosiguen con heridas que aún al día de hoy siguen sangrando.

Lo que realmente distingue a la democracia y otros sistemas políticos es la posibilidad de debatir cualquier tema en el ámbito de igualdad y de mutuo respeto. Parafraseando a Voltaire: 'luchar hasta la misma muerte para defender el derecho del adversario opinar de acuerdo a sus preceptos'.

La esencia que le da la democracia esta característica tan peculiar es la laicidad, y la misma se apoya y complementa en valores trascendentes como la ética de la moral. 

Es por eso que debemos desde todos los órganos del gobierno de este departamento defender la laicidad, no excluyendo a nadie de sus creencias o posturas. Pero sí debemos tener bien claro la neutralidad y reitero, la neutralidad que significa la misma y que se debe aplicar a rajatabla en todas las dependencias públicas.

Por eso llamo a la reflexión de aquellos que hemos sido electos por el voto popular, el señor intendente, los señores ediles y los señores alcaldes. Aclaro lo de voto popular referido a que en la masa de votantes están todos incluidos: religiosos de más de 20 creencias, cultos diferentes, ateos, agnósticos, etcétera, etcétera. 

Fuimos electos para defender lo general ante lo particular y no podemos permitir excepciones que puedan, por lo menos, rozar la violación de la laicidad, que se debe aplicar en todos los lugares públicos administrados o controlados por el gobierno departamental. Y no permitir excepciones que lesionen la misma. Si hay cosas que se hacen (o se hacían por costumbre) es momento de cambiarlas. 

Solicito que mis palabras pasen al señor intendente, al señor alcalde de Sarandí de Yí y al señor alcalde de Villa Carmen. Muchas gracias".  IR A PORTADA 

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