Los beneficios de la Democracia. Escribe Saúl Piña

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No hay duda que la Democracia es la posibilidad de dialogar, es concepción ideal de la vida y del mundo y fuente permanente de los mayores esfuerzos, en la incesante búsqueda de la luz, que pueda iluminar el camino de la felicidad humana. 
 
Para que la Democracia funcione, es fundamental que el hombre se forme en la conciencia del diálogo, con un básico respeto al disentimiento.  

Recordar también, que es condición de pueblos sanos y amantes de la democracia, el rechazo a quienes transgrediendo el orden jurídico y la Constitución, pretenden desde fuera del sistema y apelando a la violencia, la transformación de las reglas de juego democráticas, mediante acciones ilícitas.

De la siembra de odio, de descreimiento, de egoísmo y de priorizar lo negativo sobre las cosas buenas que cotidianamente ocurren, jamás se podrán recoger los frutos de solidaridad, de decencia y de pacificación. 

El alma del Uruguay desde el fondo de la Historia se integra por el pensamiento, por la gallardía cívica, el sacrificio y la defensa de las mejores tradiciones que integran la genuina orientalidad.

A partir de febrero de 1973, se profundizó en el Uruguay un proceso de deterioro de las instituciones democráticas del país, que culminó el 27 de junio de ese año con la disolución de las Cámaras y el inicio de la dictadura cívico-militar. 

Un medio de prensa capitalino hizo una síntesis de algunas características que tuvo el Golpe de Estado, señalando “ la imposición de la dictadura en nuestro país, más que una interrupción abrupta de la legalidad o asalto al poder por los militares, se trató de un proceso histórico gradual de crisis del sistema político y de partidos, de la democracia y del estado de derecho pautada, principalmente, entre los años 1967 y 1973”. 

Dice luego el informe: “El caso uruguayo no parece reproducir un golpe militar típico como los ejecutados en los demás países de la región en aquel contexto histórico. Se trata de una dictadura cívico-militar. Dicho régimen se asienta en el poder militar, pero cuenta con una base de apoyo social a través del sostén y la actuación de civiles, tanto políticos como personal burocrático”. 

Se establece en la publicación: “Otra de las características específicas del proceso uruguayo con relación a la región, consiste en que el Golpe de Estado recibió, en forma inmediata, una respuesta social de rechazo, resuelta por la central sindical desde tiempo atrás (1964) de características pacíficas y, prácticamente, a nivel de todo el territorio nacional”. 

El pasado 27 se cumplieron 48 años del Golpe de Estado, una jornada que más que para el recuerdo se deberá tomar como de reflexión y de encarar las sendas de superar sin olvidar, las profundas grietas que dejó este lamentable hecho. Recordar que nuestra nacionalidad nació en la lucha de superar los obstáculos. 

Debemos recuperar valores perdidos como el de sentirnos parte de un proceso, que más que material tiene relación con lo espiritual, para que podamos asumir, que entre orientales cabe el disenso, pero no hay enemigos, y que, si no es todos unidos en una esperanza común, no tenemos destino posible.

Tenemos el privilegio de vivir gozando de los beneficios de un sistema democrático y hacer conocer a quienes no lo sepan aún, que la Democracia es un árbol de profundas raíces y, que los vientos y temporales que vienen de otras tierras, podrán sacudir sus ramas, pero nada ni nadie, impedirá que siga dando frutos.


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