Vidalín cerró un ciclo y dejó un mensaje de cercanía: “Estaré cuando me necesiten”

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En el Centro Cultural Teatro Español de Durazno, Carmelo Vidalín culminó formalmente su cuarto período como intendente y cedió el mando al Dr. Felipe Algorta. Con un discurso breve, emotivo y cargado de símbolos, el histórico dirigente se despidió del poder, pero no del compromiso.

Este jueves 10 de julio, en una ceremonia cargada de emoción y significado político, el licenciado Carmelo Vidalín entregó la conducción del gobierno departamental de Durazno al Dr. Felipe Algorta Brit. El acto se desarrolló en el Centro Cultural Teatro Español, donde el intendente saliente, visiblemente conmovido, puso fin a un extenso ciclo de gestión que abarcó cuatro períodos al frente de la Intendencia, además de haber ocupado anteriormente la Secretaría General durante la administración del Dr. Raúl Iturria.

“Yo no me voy, digo un adiós”, expresó Vidalín, dejando en claro que no se aleja del todo, sino que estará disponible “cada vez que Felipe lo necesite”. Su intervención fue breve, por decisión propia: ya había presentado días atrás un extenso balance de gestión en la sala 'Valentín Arias'. Sin embargo, en esta ocasión se permitió algunas palabras personales y agradecimientos puntuales, que sirvieron como despedida institucional.

El jefe comunal saliente deseó éxito a su sucesor y le dio un consejo directo: no repetir el error de descuidar a la familia por las exigencias del cargo. “No hay sábado ni domingo para un intendente, pero no hay nada más importante que la familia. Es la que está ahí cuando todo lo demás se cae”, confesó.

Durante su discurso, rompió el protocolo para saludar con afecto al Dr. Raúl Iturria, a quien se refirió como “querido viejo”. También tuvo palabras de reconocimiento para autoridades nacionales, legisladores, miembros del Poder Judicial, la Policía, las Fuerzas Armadas y los exintendentes presentes. A todos pidió confiar en las instituciones y trabajar por encima de los colores políticos.

Vidalín también dirigió unas palabras a los padres de Algorta, destacando la emoción que representa ver que “la semilla cayó en tierra fértil”. Se mostró confiado en que el nuevo intendente corregirá errores del pasado y dará un nuevo impulso al departamento.

Como cierre, citó al Eclesiastés: “Todas las cosas tienen su tiempo. No apuren al gobernante.” Y compartió una enseñanza de su maestro: que la palabra “no”, aunque difícil de pronunciar, puede ser la más dulce si va acompañada del alma y la verdad.

El momento simbólico de la jornada llegó cuando recibió un cuadro que lo retrata sobre el escenario del Pilsen Rock, guitarra en mano, evocando aquella imagen que lo conectó con la cultura popular de Durazno.

Agradeció a Dios, a su equipo y a la gente. Y antes de dejar el escenario, pidió a los duraznenses -sin distinción de partido- que sigan sintiendo orgullo por su tierra y lo demuestren con unidad. Fue, más que un cierre, una promesa de permanencia silenciosa: “Estaré cuando me necesiten”.

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